Milímetro a milímetro está mi cuerpo adosado al tuyo por esa magia del Destino de Dios que está reflejada en tus ojos y en estas mis manos calientes que escriben palabras solamente para seguir soñando sin final. No hay final para el milagro sino presencia verdadera y hecho real… que lo real es una metáfora anidada por los pájaros de la memoria transformada en una realidad que va más allá de lo metafísico amoroso para convertirse en metamorfosis de amor: como las luciérnagas que brillan en los campos junto al riachuelo que contiene el puente de los deseos. Mas allá de las razones de quienes sólo creen cuando ven y aún viendo verbos amorosos dudan de ellos está el milagro de un tal Jesucristo que vive en este mundo a través de tus ojos y mis manos calientes.