En la selva, no sé en cuál, supongamos que en la de tarzán que todos la conocemos, los cazadores de monos cuelgan unos palos huecos con un pequeño agujerito por donde sólo cabe una mano pequeña, el palo está relleno de frutos secos, el vicio de los monos. Los monos, que no sé si llamarlos pobres o llamarlos tontos meten la mano y cojen todo lo que pueden, pero luego con el puño cerrado no pueden sacarla, y así, de esa manera tan tonta, són cazados.
Ya me dá a mí un poco de miedo descender de ellos.
Besossssssssss. Alaia
Yo ya no se si descendemos del mono o procedemos del planeta de los simios. Lo que si que es cierto es que existen cazadores de humanos, que con el señuelo del dinero, drogas, sexo, juego, etc. etc. pueden esclavizarnos de por vida. ¡Ojo!, no caigamos en sus garras, quedas atrapado y es muy dificil
volver a recuperar la libertad.
Saludos.
A mí lo que me da es pena de que arranquen a los pobres monos de la selva para llevarlos a un zoo o a casa de alguien encaprichado con ellos.
Nos creemos que los animales están para nuestra diversión y nuestro capricho, y nadie piensa en la responsabilidad hacia ellos.
Besos para tí, Alaia.
jejeje… Alaia… !qué entretenido has hecho el breve texto y cuánta reflexión se puede sacar de él!. Las trampas de monos son trampas también humanas. Y descendamos de ellos o no (parece ser que somos sus primos hermanos pero no sus descendientes) sí que actuamos muchas veces como ellos. Y cuidado con las trampas como dice H20. Un besote Alaia… !qué bonito tenerte entre nosotros siempre despierta y ágil!.