Los verdaderos cristianos y las verdaderas cristianas estamos llamados y llamadas a ser luces en medio de las tinieblas del mundo actual. La Biblia nos dice que tenemos la obligación de ser luces en medio de las tinieblas. Pero Jesucristo matizó mucho más que esta obligación. Jesucristo nos dice: “Tus pecados te han sido perdonados. Ya no tienes la obligación de ser luz en medio de las tinieblas de este mundo actual sino que tienes el derecho de serlo”. Es muy importante y fundamental esta aclaración por parte de Jesucristo. No es una obligación que nos impone Dios sino un derecho que nos otorga Jesucristo en el nombre de Dios y ningún poder de este mundo de tinieblas nos lo puede impedir porque proviene del Espíritu Santo. Es este Espíritu Santo el que nos alumbra, el que nos otorga la capacidad de ser luces en medio de las oscuridades. Ningún poder terrenal o extraterrenal nos puede arrebatar este derecho ni apagar estas nuestras luces que sirven de orientación para los extraviados y/o extraviadas que quieren corregir sus errores.
Alguien dijo, un día, que somos como atletas que estamos compitiendo dentro de un estadio repleto de miles y miles de personas. Todos nos observan a los verdaderos cristianos y a las verdaderas cristinas cuál es nuestra forma y manera de actuar dentro del estadio donde somos observados por miles y miles de personas. Es un buen ejemplo. Podría haber dicho cualquier otro lugar que no fuera un estadio porque en cualquier lugar en que nos encontremos actuando somos observados por miles y miles, y hasta millones, de personas que nos ven actuar. Dios no nos ha elegido por nuestre vida anterior sino que nos ha elegido desde que admitimos que Jesucristo vertió y derramó su Sangre por nosotros y nosotras y cuando nosotros y nosotras aceptamos libremente, y sin ninguna clase de imposición o coaccción física o mental, que el Espíritu Santo entre en nuestros cuerpos, transformándonos por completo tanto en lo físico como en lo espiritual, tanto por dentro como por fuera. Desde ese momento nada importa ya nuestra vida anterior. Nada importa tu vida anterior. No somos Guerrilleros. Somos Legionarios. No somos Guerrilleros de Cristo Rey. Somos Legionarios de Jesucristo. Para dejar las cosas bien claras de una vez por todas y no haya equivocación de ninguna clase a la hora de clasificarnos y calificarnos. Amén. Yo soy el que dice siempre Amén a las Palabras de Jesús de Nazaret, el Jesucristo en que que solamente creo como Hijode de Dios Padre que es. siempre lo ha sido y siempre lo será. Él es mi Camino. Él es mi Verdad. Él es mi Vida.