Sólo 19 años de edad. No me interesan, absolutamente para nada, las filosofías de los amores libres de los jipiloyas nada más, que son de orígenes angelinos, ni los chutes de los escarabajos peloteros procedentes de liverpul porque para vivir con pelotas me sobra con las mías. Del mayo francés sólo me interesan las flores naturales. Las barricadas de los ácratas me son más indiferentes que los gases de neón de las tiendas del sexop. Los reclamos de la movida no me mueven en ningún sentido; ni en el sentido de las agujas del reloj ni en el sentido de las agujas hipodérmicas. A mi dermis la cuido y la respeto porque tengo que jugar al fútbol o al tenis o a cualquier deporte que se me ponga por delante. En cuanto a los chuecos me son tan extraños como los marcianos. Y hablando de misterios insondables los brujos y las brujas no están incluidos ni incluidas en mi actos cotidianos. Quizás sea porque nací para ser independiente, autónomo y liberado. Y si se joden los envidiosos que se jodan. Al fin y al cabo vivir a la manera de Dios es ser realmente cristiano.