…y el bus se detuvo a la orilla de la carretera. Entonces quise decirte algo, un ‘adiós’ o un ‘cuídate’ aunque fuera, pero la voz se me atoró en la garganta. Nada pude decir, excepto “con permiso” para que me dieras paso; eso hiciste y ya te iba a decir no sé qué cosa cuando un golpe que me dí en la cabeza me distrajo. No hice mas que quejarme. Bajé de prisa como si quisiera huir de tí; no obstante, el corazón me lo pedía a gritos, clamaba por estar tan cerca de tí como lo había estado apenas unos instantes.
En la calle, las personas transitaban despreocupadas, rápidamente me fundí con ellas y el bus siguió su marcha. En el ibas tú, en el iba mi sueño y se alejaba de mí, dejando tras de sí un montón de recuerdos que amenazaban con difuminarse como el humo gris…
2 comentarios sobre “Ni un adiós”
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Me gusta por lo que tiene de realidad transitiva. ¿Quién no ha tenido una experienci así?. Es real y a la vez literario. la realidad transmitida como sensación.
Cuántas veces hemos callado…, he visto tan clara la escena…, un abrazo