Soy, la imagen que tu espejo oscurece,
el sueño que olvidar no podrás,
la sombra que en la intimidad adoleces,
la cara que recuerdas y no viste jamás.
Soy, la verdad que no debe saberse,
la campana que alienta las deshoras,
el voto a medianoche que no puede romperse,
el fuego que alumbra, enciende y devora.
Soy, el hambre que te has negado,
el pecado que nunca confesaste,
el deseo punzante que hiende tu costado.
la mano prohibida que a tu corazón acercaste.
Me has sentido, paseando en tus sueños,
suspirándote plegarias indecentes al oído,
oculto en ésta niebla de ensueños,
que se disipa, lenta, como el punto de rocío.
Soy, el futuro que anhelas y temes,
el pasado, que diletante retienes,
y aquí, hoy me tienes,
invadiendo tus sueños,
oculto en la niebla, que cubre tus ensueños.
¡Es increíble que hayamos coincidido en este poema…! Cuando lo leí, quede prendada de lo vibrante del texto y de lo sugerente de las letras… esta versión que presentas es un poco diferente a la que leí, será por la traducción, pero créeme, el mensaje es el mismo, vaya que es el mismo… Saludos y gracias 😉
Amigos del Vorem, quisiera aprovechar éste espacio, para comunicar que éste texto no es de mi autoría, es una traducción personal del fragmento de un libreto de ópera, escrito por Dana Gioia y con música de Alva Henderson. Con la Intención de capturar un poco de la idea que transmite y la intensidad de sus versos. Gracias, solo quieria aclararlo. Diavolo.