Al borde de los 26 y en una noche de Domingo como esta, algo me pide escribir algunas líneas. Desde hace algún tiempo, las noches de Domingo se han convertido en noches de reflexión…donde la mayoría de las veces no saco nada en claro.
Me da por pensar que los límites me los pongo yo. Que aún queda mucho por hacer, por ver, por tocar y sentir. Que no me debo dejarme llevar por la inercia de levantarme cada mañana porque simplemente suene el despertador. Me da por pensar a donde quiero conducir mi vida, que dicho sea de paso está bien encaminada.
Pienso también, aunque suene tremendista, que si a pesar de todo sigo aquí es por algo. He forzado situaciones arriesgadas, en las que parecía que el mañana no importaba, y sigo aquí, viendo como cada día sale de nuevo el Sol.
Me canso de sentir que ando un paso por atrás a veces, de que escapan cosas a mi comprensión, o no las cojo a tiempo.
Me pregunto si se han formado matrimonios de la forma en que un clavo saca a otro clavo. Si hay almas solitarias que caminan por el mundo con el nombre de una persona grabado en su corazón a fuego. Y no pueden ver más allá.
Todo esto, como siempre, bajo la luz de la Luna.
Vaciamos la vida del mejor contenido: su existencia. Quizá, la medida de la edad no sea sino un referente de cierto pasado que se acumula. Despierto, muchasmañanas, y el vacío existencial se refleja en cada esquina. Pero amamos la vida, la dornamos como un árbol en navidad, favoreciendo su forma exterior. ¿Quizá nos ha tocado vivir un mundo aún más vacío? Al menos la Luna jamás se queja.
En tus letras “aparentemente” tremendiastas, a mi me llega la reflexión del ermitaño, ese que desde la única compañía de uno mismo, se duele del dolor pero que grita en silencio a la vida y a las ganas, tratando de sentir el calor de la luz del sol que sale cada día…
He sentido tus letras muchas veces…, yo siempre llego al mismo sitio, sentir y dejarme sentir…
un abrazo
Muy buena reflexión. Verdaderamente profunda y sentida. Verdaderamente admirable. Te felicito.