Llega la noche y tu corazón arde entre las estrellas, la ciudad alumbra sus farolas donde los enamorados lanzan besos a las edades del tiempo; es tiempo de amar… y los gorriones se van durmiendo, lentamente, entre el follaje de la espesura arbórea. Un albor de luna brilla con la luz de tus miradas y en cada puerta hay dibujada una cruz. Es la hora de tomarte en brazos y sentir las palpitaciones de todo tu cuerpo bajo la noche. Nocturno de amor. Una fuerza irreprimible del sensual sentimeinto que se adueña del espacio. En las farolas madrileñas los poetas han vuelto a escribir sencilla palabras de amor, sencillas. Entre las horas del reloj de la noche los cometas dibujan sus estelas por el cielo. Miran hacia arriba los hombres y sienten en sus corazones que hay una Verdad eterna en esto del Amor profundo.
Yo me inundo de premisas literarias y me convierto, de nuevo, en bohemio de la sonrisa alegre. Es la naturaleza. No puedo ni debo encadenarla a las quimeras vanas… pero mi Sueño no es quimera sino una Fe infinita. En la noche las frases de Amor son espirales poemas que giran una y otra vez entre los minutos placenteros que llenan la atmósfera de luz. Nocturno para el amor. Nocturno sentimiento que arrastra hacia las esquinas de las farolas madrileñas mientras el canto de los pájaros se convierte en silencio y el silencio, a su vez, se convierte en palabras bajas… tan bajas que sólo las escucha el corazón amado. Alguien ha escrito lo siguiente: “Yo existo porque tú estás”. He sido yo mismo soñando bajo las estrellas. Y me dibujo en la fuente que, plena de frescura, me inunda el rostro hasta convertirme en agua. Noctuno para el Amor. Yo soy agua y tú eres luz… y en medio del paisaje urbano de esta noche secular llega el recuerdo de tu cuerpo a ser presencia inolvidable de metáforas. Una diáspora de estrellas fugaces se extiende por todo el Universo. Alguien escribe: “Yo existo porque tú estás”. Soy yo, de nuevo, convertido ahora en llama ardiente que hace quemar todo el silencio y las palabras siguen surgiendo como estelas sobre el agua de la fuente donde los niños, hace horas, han dejado olvidados sus patos de madera que flotan… flotan… flotan haciendo crecer las olas de mi corazón. Me golpea una especie de luz. Son tus ojos mirando. Y yo sigo siendo un viento fresco bajo el calor de la Luna. ¿Quiénes han dicho que la Luna es fría?. La Luna, en el Nocturno para el Amor, es un fuego indomable que atraviesa la ciudad de barrio en barrio, de avenida en avenida, de calle en calle… y en los escondidos callejones del casco viejo las parejas formadas por un hombre y una mujer se besan bajo las estrellas. Y sigo siempre con mi Sueño en forma de Poema.