Actualmente se facilita la suficiente información como para saber que nos enfrentamos a una realidad que se repite con demasiada frecuencia: todos los días varias mujeres resultan torturadas o asesinadas. Y cuando hablamos de asesinato y tortura no estamos haciendo afirmaciones gratuitas, sólo tienes que reflexionar un poco sobre los casos que han quedado en tu memoria para tomar conciencia de que, probablemente, varias mujeres están siendo víctimas de violencia en este mismo momento en su propia casa, tal vez en tu propio barrio. Lo único que diferencia el caso particular de cada una de estas mujeres es su nombre, edad, origen, profesión, religión o raza, porque la situación es siempre la misma. Se somete a la víctima a un proceso progresivo de degradación psicológica y física cuya meta es la anulación total de la persona, la sumisión absoluta ante su maltratador. Hablamos de mujeres que son tratadas como cualquier cosa menos como seres humanos: una historia vergonzosa. (Revista Myrtea)
Un comentario sobre “Nuestra voz es su defensa”
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Nuestra voz de la conciencia siempre tiene que estar al lado de las víctimas inocentes de una cuestión que ya pone en entredicho la racionalidad de algunos seres humanos, los exacrables seguidores del fundamentalismo machista. Es hora ya de que todas las mujeres tengan el derecho pleno universal de los universales Derechos Humanos. Quienes pensamos que la mujer es la más digna de las criaturas humanas -por miles de cuestiones que ya son por todos conocidas- unimos nuestras voces en defensa de sus causas. Tu nota,´extraída como señalas de la Revista Myrtea, es un aldabonazo más a la conciencia de todos los humanos y yo la rubrico sin ninguna clase de cortapisas. Un beso, Carolina, y adelante los derechos igualitarios de género.