Saldrá el silencio con su polvo de roca destruida y caerán los años en forma de vidrios rotos y entonces flotará en el aire un corazón rodeado de vidas, de música escuchada en el patio cercano y en la habitación vacía pero con ventana abierta para escuchar lo que permanecerá oculto en las voces interiores de los hombres.
Y pasarán oliendo a jabón nuevo los rostros de las hembras buscando al mar y el mar, a muy corta distancia, las sonreriá y las acogerá en sus olas y las besará con boca soleada y veraniega mientras los hombres… !otra vez los hombres!… seguirán luchando por alcanzar los altos puestos de las jerarquías en las rifas del poder.
Y las hembras serán efímeras siluetas talladas bajo las aguas mientras cantarán canciones llenas de explícito amor bajo los puentes a donde acudirán los hombres que hayan abandonado la lucha por los mezquinos poderes materiales para entregarse a la suavidad de la seda de sus ojos.
Mientras tanto el juego de las caracolas se atrincherará en medio de la superficie del océano cósmico y las hembras saludables cortarán las frutas de los manzanos en flor y ofrecerán sus bocados a quienes hayan tenido la decisión de irse a vivir junto a ellas en el lecho del vivir sin duelos a muerte.
Así será el nuevo resurgir de la especie humana.
Vale, ya sé que te encanta lo de “hembras”, pero te garantizo que si fueras mujer y hubieras leído el Corán (con todos mis respetos por ser un libro sagrado para los musulmanes) no te agradaría tanto ese sustantivo.
En fin…
Estoy con Carlota, parece tu reflexión un tanto machista, lo mismo, o seguramente lo que has escrito es pura y fina ironia, claro, no puede ser de otra forma, yo se de que madera esta hecha este macho colchonero, es broma, un besote otro para tu flor
Me gustaría ese nuevo resurgir de la especie humana que tu relatas también, y me quedo con este hermoso fragmento. Y las hembras serán efímeras siluetas talladas bajo las aguas mientras cantarán canciones llenas de explícito amor bajo los puentes a donde acudirán los hombres que hayan abandonado la lucha por los mezquinos poderes materiales para entregarse a la suavidad de la seda de sus ojos.
Un placer pasar por tus letras amigo, Alborjense