En medio del frio de la noche me dirijo hacia aquel olvidado lugar donde me siento protegida, donde la única muestra de afecto que siento es el viento acariciando mi pelo… Camino bajo la lluvia y entre mis manos llevo el amuleto que tanto desee entregarte. Ese amuleto demuestra lo que te quise, lo que me importabas, ese amuleto me acompañó en todos los momentos que creí que estabas conmigo pero, una vez más, descubrí que me encontraba sola.

Pienso que sentí demasiado rápido, tan rápido como el segundero del viejo reloj de mi cocina, tan rápido que no supe ver lo que realmente había…pero ahora es todo lo contrario, ahora todo va tan lento, ahora, justamente ahora que creí haber logrado ese momento tan esperado, la persona a la que quise entregarle mi amuleto me demostró que no se lo merecía.

Me hizo reflexionar, me hizo saber que no le importaba, me hizo ver lo que antes era incapaz de ver (porque no quería verlo), me hizo sentirme mal, en soledad y sin el abrigo que creía tener… El desengaño se sufre tan lentamente como ahora baja cada lágrima por mi rostro.

Por fin llego hacia tan ansiado lugar, con la cara empapada en lágrimas acompañadas de frías gotas de lluvia. Tan solo tengo conmigo mi amuleto junto con esta soledad que creí haber perdido por un largo tiempo pero que siempre estuvo ahí y no quise ver. Quizás me toque de nuevo esperar en aquel olvidado lugar… ¿y tú? ¿Hacia donde huyes?