Estaba sola en la cama, con el pijama de todos los días, con las sabanas resbaladas en el suelo y las cortinas de la habitación abiertas de par en par.
¿Acaso fue un sueño?
Se incorporó sacó los pies y buscó sus babuchas azules entre las sabanas que caían de la cama al suelo, entretenida tarareando una canción que le vino a la mente.
De repente oyó un ruido que llegó desde la cocina.
No fue ningún sueño.
Cogió una sudadera grande y apresurándose por el pasillo se la puso como pudo.
Al llegar justo a la esquina del pasillo se detuvo, se arreglo un poco el pelo y con la mejor cara que pudo poner entro en la cocina.
-Buenos días guapa´, he hecho algo de café y estaba intentando hacerte unas tostadas, pero no doy con el tostador.
-No, tranquilo no hace falta con el café es mas que suficiente.- Dijo sin poder evitar poner esa cara de niña inocente que muy poca gente había visto en ella.
-Quería agradecerte lo bien que te has portado y el hecho de que no me hayas estado preguntando que me ocurría, la verdad es que necesitaba un poco de compañia sin tener que pensar en nada más.
¿En nada mas? ella no pensaría en otra cosa y lo sé por que no he podido dejar de pensar en ese maldito jueves por la noche en la que apareció en mi casa.
Un comentario sobre “part 1. III”
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Buen relato. Has sabido hilvanar las acciones rutinarias para desembocar en una sorpresa.