Este mundo es una mecha viva
Que arde, que calcina y que mata;
Que prende fácil con la ayuda del hombre
Y que ese hombre si es bueno, la domina
Y la apaga en beneficio de la humanidad.
Pero si él, es realmente malo, la acrecienta
Y la hace más titilante y más viva
Y entonces, esa llama no se apaga;
Y si éste, no permite que se apague, no se apaga.
¿Por qué se prende el mundo? Es la pregunta.
Es porque el hombre no se conforma
Con lo que Dios le dio.
Si pobre, sigue en la pobreza. No importa.
Si rico, para qué la ambición. De nada vale.
Ayuda a tus semejantes; más importa.
Si éste se desespera porque no alcanza el poder,
El poder para qué, si existe Dios.
Si se mata para saciar el hambre,
O por deseos de riqueza,
La riqueza para qué. Importa más el hermano.
Si se inventan armas bien sofisticadas
Para descubrir otros mundos, ¿cuáles mundos?
Otros mundos para qué.
Acaso, ¿este mundo no es inmensamente maravilloso?
Si él, en todo momento, nos brinda la mejor oportunidad
De vivir en completa armonía y paz,
De poder convivir con nuestros hermanos,
De apreciar cuanto vemos a nuestro alrededor,
De pisar el suelo patrio que nos vio nacer,
De contemplar el infinito cielo,
El sol, la luna y las estrellas nocturnales,
El inmenso azul del mar con su maravilloso mundo
Multicolor de vida natural y animal.
De admirar ese otro mundo de creaciones sofisticadas
Hechas y dirigidas por el hombre, con la ayuda de Dios.
Ese es nuestro mundo que nos da alegría y nos alimenta.
Es preferible luchar para que todo se conserve sano,
Intacto y no se destruya.
Para que el hombre se arrepienta y no levante su mano
Porque si la levanta, se revela contra Dios
Y contra el hombre mismo.
Entonces, provoca el odio entre hermanos.
Sí… y es, cuando se habla de guerra,
Del malintencionado terrorismo mundial,
De la droga que atrofia la mente del hombre,
De la guerrilla que nos rodea y que mata,
De los viles asesinatos de personas indefensas,
De secuestros que desmoralizan al hombre,
Del boleteo a cambio de la vida
Y de todo lo malo que corroe el alma del hombre.
Nuestro mundo no puede ser una mecha viva
Que arde, que calcina y que mata.
Mejor, ¿Por qué no se habla de paz?
Sí…, busquemos la anhelada paz.
Y, ¿Por qué, no hablamos mejor de un acuerdo humanitario?
Claro que sí. Todos podríamos salir grandes triunfadores.
Paz, hermano.
¡Paz!, ¡paz!
Por favor,
Hermano…
¡Paz…!
MIBECAR