Tuve, hace años, un amigo que siempre nos hablaba de sus pequeñas cosas, sentía sus pequeñas cosas, amaba sus pequeñas cosas y vivía sus pequeñas cosas con un fervor incondicional. Nunca participaba de nuestros grandes sueños de transformación social y por eso muchos son los que le criticaron su minimalismo y se burlaron de su conformidad con las pequeñas cosas que le sucedían a diario. Sin embargo, ahora, cuando me pongo a contemplar el talego de mis grandes sueños veo, con estupor, que está repleto de un sinfin de pequeñas cosas… y yo también hablo de mis pequeñas cosas, siento mis pequeñas cosas, amo mis pequeñas cosas y vivo mis pequeñas cosas con fervor incondicional; porque me he dado cuenta de que todas ellas juntas conforman y confirman ese gran equipaje de evoluciones que a veces son sólo de desarrollo personal pero otras veces forman parte de la gran transformación social de este contexto histórico-humano que me ha tocado vivir y al que pertenezco.