Hola, pequeño segundo de temblor
de mi alma… has vuelto
y de nuevo me has envuelto
en tu leve resplandor.
pequeño compañero en la labor
de este día que anda suelto.
Hoy yo me he resuelto
vivirte a todo babor.
Y como barco pequeño
en tu vivir hecho sueño
yo me he puesto a caminar.
Tú eres ahora mi dueño
y me dirige tu ensueño
por las estelas del mar.