Pero inasible
la llama arde lentamente
y en tu mente,
inamovible,
una idea subyaciente.
En el lugar creciente
de lo extensible
se hace vivible
tu presente.
Y la idea ausente,
irrepetible,
sigue su corriente
de lo transitible.
Eres así de apacible
en el silente
mundo de lo sensible.