Hoy me he reido agusto con una compañera.
Ha empezado a llover y me dice:
– Qué pena, no he puesto el balde en el patio para llenarlo de agua para mi planta.
Yo le digo:
– ¿ Siempre la riegas con agua de lluvia?
– No, me dice, cuando no puedo la riego con agua destilada.
– Vaya señorita de planta que tienes le digo riéndome.
No te rías, me dice, se riega así, es una planta carnívora.
– ¿ Una planta carnívora?
Uyyyyyyyyyy Yuyu yuyu, le digo y le cuento. Mira, recuerdo cuando éra niña y estaba ya en la cama, siempre poníamos mil excusas para salir de la habitación y ver un poco más la tele.
– Quiero agua mamá, mi madre se levantó y con cara de pocos amigos me dijo:
– Ya te vale, no vuelvas a levantarte más, ya no hay más agua, yo riéndome por dentro le dije con la cabeza que sí, pero mis ojos no podían apartarsen de lo que estaban viendo.
Una enorme planta carnívora se estaba comiendo a un tio enterito.
Se me congeló la sonrisa y se me congeló todo, aquella noche me costó mucho dormir, estaba muerta de miedo pensando en lo que estaba haciendo la planta. Mi compañera no dejaba de reirse.
– Y qué comen? le pregunto
Pues moscas, mosquitos, insectos.
¿ Y ves como se lo van comiendo?
– Chica, si que te dejó impresionada lo que vistes.
Pués sí, la verdad. Por si acaso nunca tendré una planta carnívora, me conformaré con una alegría que es otra cosica.
Un beso. Alaia
Ja,ja,ja,ja. Me hizo gracia tu relato. Yo, por si acaso, tampoco criaré plantas carnívoras en mi casa…
!Me has hecho reír, Alaia!. Pero a la vez, si releemos varias veces el texto… !cuánto se puede pensar!… porque hay mucho mensaje en esa planta carnívora y lo que ve la protagonista. Hay mucho para meditar y, envuelto en la sonrisa del argumento, mucho para interrogarnos. Es muy bonito, Alaia.
Yo tampoco quiero plantas carnívoras por si mis alas le resultan atractivas…
un abrazo