¿Qué es el progreso y para qué sirve la cultura?

CULTURA, MEMORIA Y LIBERTAD EN UNA SOCIEDAD VELOZ Y SIN REFERENTES ESTABLES Y SENTIDOS PERSONAL Y COLECTIVAMENTE

En ciertos momentos de crisis y nervios, la clase política y el tejido empresarial utilizan la palabra “progreso” para justificar todo tipo de barbaridades y atentados contra nuestro legado natural, cultural, artístico. Es hora de exigir que se puede y se debe compatibilizar un progreso sostenible y equilibrado con el respeto integral a nuestro entorno, a todo lo que conforma e integra nuestro territorio y paisaje, pues los seres humanos también formamos parte relevante de esa naturaleza, de ese ambiente…

Cultura, memoria y libertad en una sociedad veloz y sin referentes estables y sentidos personal y colectivamente

En una sociedad actual, donde todo son eventos festivos grandiosos e interminables, donde todo son construcciones gigantes, en una sociedad que construye sin parar núcleos comerciales majestuosos, desproporcionados y realmente innecesarios, llenos de lujo y de oropeles propios de un cuento de las “Mil y una noches”… resulta algo extraño, paradójico y fuera de lugar que algunos dediquemos tanto tiempo y energía a reclamar la necesidad urgente de conservar y proteger los tradicionales espacios artísticos, ambientales, culturales… que pervivien milagrosamente en nuestro entorno, en nuestro territorio…

No goza de prestigio y reconocimiento denunciar el caos urbanístico y la falta de medidas públicas para atajar los desmanes contra la naturaleza rural, urbana, marítima… No es bueno ni conveniente denunciar con insistencia y lógica los atentados que se cometen impunemente contra nuestro paisaje. Algunos olvidan que nosotros, seres humanos de carne y hueso, también formamos parte de ese ecosistema, de ese paisaje… Algunos seguro que piensan que los hombres somos un elemento ajeno a la naturaleza, alejados de las reglas que rigen la vida de animales y plantas…

Sabemos que nuestras peticiones e iniciativas no son nada bien vistas por los actuales gestores y responsables políticos y económicos, pues entorpecen sus objetivos de crecimiento imparable.

Pero esa impopularidad y esa falta de atención institucional, es un síntoma magnífico de la bondad y oportunidad que tienen nuestras iniciativas y denuncias en unos tiempos muy poco proclives a la solidaridad, en unos tiempos donde no es bien visto el compromiso real y cotidiano con los asuntos elementales que conforman nuestro devenir como ciudadanos, como seres humanos…

Por eso es importante resaltar la necesidad de mantener y rehabilitar, con esmero y rigor, todos aquellos vestigios y ecos de nuestro pasado, de nuestro legado ambiental, cultural, histórico-artístico… evitando caer en las trampas que cierta modernidad consumista e impía quiere imponer a toda costa, enarbolando la bandera pirata del “progreso”.

Valencia tiene unos de los legados naturales e históricos más variados y completos; sin embargo la visible falta de coordinación y el nulo respeto de la administración pública por desarrollar políticas activas destinadas a la total regeneración, recuperación y rehabilitación de los numerosos espacios naturales, rurales, urbanísticos y litorales que merecen cuidado y protección es una realidad que podemos constatar y verificar in situ.

Las graves situaciones de abandono, degradación, expolio y desidia que sufren lagos como la Albufera, nuestros ríos (Turia, Mijares, Xuquer, Tuejar Magro, Segura…), nuestros montes, sin olvidar los ya escasos bosques autóctonos, las saturadas y exhaustas playas, los moribundos centros históricos, los saqueados yacimientos arqueológicos, los abandonados núcleos rurales del interior… nos mueve a reclamar una efectiva coordinación institucional y la creación de cauces participativos cívicos para consensuar y activar programas destinados a la integral conservación y recuperación de todo nuestro legado natural e histórico-artístico.

Es hora de que los diversos colectivos cívicos mantengan posiciones solidarias y procedan a organizar una ofensiva sistemática y permanente contra las innumerables arbitrariedades de la administración actual, en aras a evitar y detener la degradación y expolio que padecen numerosos espacios urbanos, rurales, litorales en nuestro territorio. Sin una unidad de acción en torno a unos objetivos específicos y concretos, es imposible hacer frente a la voracidad obscena e insaciable de una administración entregada a los intereses de ciertos grupos inmobiliarios, de ciertos grupos empresariales que carecen de la visión respetuosa por mantener las raíces culturales, ambientales e históricas.

En nuestras manos tenemos la posibilidad de intentar detener el deterioro y la degradación que algunos cometen en nombre de un “progreso” que pretende pintar unas manchas oscuras y malolientes encima de un Sorolla luminoso y singular. Un “progreso” que coloca en primer lugar la obtención inmediata y urgente de beneficios económicos para unos pocos, condenando a la uniformidad a la gran mayoría que conforma el tejido social de nuestra dinámica y convulsionada sociedad.

No olvidemos que en nombre del progreso se han realizado numerosos genocidios, exterminios de pueblos enteros, guerras mundiales, saqueos históricos… Los grandes demagogos suelen emplear la mágica y aturdidora palabra de “progreso” para encandilar y engatusar a los ingenuos. No olvidemos nunca nuestro espíritu crítico y cuestionemos siempre si ese supuesto “progreso” indiscriminado y voraz que nos vende algunos, realmente nos va a proporcionar bienestar y estabilidad en todos nuestros aspectos como seres humanos y ciudadanos.

Para mantener nuestra existencia necesitamos mantener, conservar y cuidar con mimo y entrega apasionada todo aquello que conforma nuestro entorno ambiental. Sin un espacio natural limpio y completo no es posible la vida y el desarrollo humano.

Antonio Marín Segovia
Cercle Obert de Benicalap
Iniciativas Sociales y Culturales de Futuro

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