Un tía, mientras estudiaba sola en mi habitación, tuve mi primer orgasmo consciente. Cogí un pequeñito masajeador de mi madre que vybraba y me lo puse por encima de las bragas sobre el clítoris. Hacía cosquillas pero ésta vibración era muy placentera. A medidq que iban pasando los segundos mi coño agradecía las caricias cada vez más, hasta que aquello l|egó a su fin. Después de esto descubrí lo fácil que podía llegar a ser tener un orgasmo y utilizaba el masajeador de mi madre con frecuencia.

Más adelante0empecé a tener relaciones sexuales con chicos y nunca tenía un orgasmo. Pasaron siete años sin tener un orgasmo con ningún chico, pero sí con el aparatito. Y me pregunto por qué a un tío le resultará tan difícil entretenerse un poco para descubrir orgasmos en la persona que se supone que quiere. Porque es curioso que nunca fingí un orgasmo.

Hoy por hoy descubro que los tíos no sólo son imbéciles porque la gracias es que todos los tíos que me han follado han llorado después de que les dejara, pero ninguno se planteó la posibilidad de que querer a una persona supone desear su bienestar.

En total he follado con más de diez varones y todos incapaces de darse cuenta, por no decir que la sensacyón que a una se le queda después de esto es que no sólo no necesita a ningún tío, sino que el próximo que se cruce se va a quedar con las ganas de correrse, y el próximo también y el siguiente. Después me encantará decir: Bueno, hasta luego, ya te haces lq paja en casa. Yo, con mi masajeador tengo suficiente y de sobra, porque, encima, después no tengo que aguantar mimos absurdos. Que pasen los que quieran, pero0que no eyacule ninguno, por favor.