Quisiera curar.

Me caen las manos al
suelo por no tener
remedio en la plaza
del enfermo.

Me caen sufridas gotas
por no tener consuelo
ni alimento al desamparo.

Y duele el dolor
de heridas errantes
y propaladas.

Y el escarmiento
cae sobre estrellas
apagadas…

Me duelen las manos
por no aliviar
al corazón tirado.

No hay fronteras
en el agua
que da de beber.

Las miradas rútilas
pagan con oro manos
y vendas.

Y los segundos descalzos
aguardan el despertar.

Y el hiriente escombro
burladero de mis actos
pierde fuerza al sanar.

La muerte se espanta
y el buitre atisbado
se alza y se vá.

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