Me refiero al renacer diario. A esa esperanza intuitiva de que nos quedan 24 horas por delante para vencer a la muerte. Desde este punto de vista, desde esa esperanza diaria, desde la fiel certeza de nuestro cuerpo hecho vida, la pregunta es si hemos vencido a la muerte temporalmente por haber llegado a la antesala diaria. ¿Dónde está la línea concebida entre las vivencias que nos esperan en el futuro de esas 24 horas y nuestro nombre plasmado en la existencia?. Todo puede ser sólo un sueño. Un sueño deslindado de la muerte en donde buscamos ser un ser con espejos donde mirarnos a través de nuestra vital permanencia en este mundo al que llegamos como flor sencilla cada día y luego nos enredamos en el diálogo con las cosas que nos rodean.
Construimos, a partir de una presencia primaria, un sueño de posibles e imposibles (ambos entrelazados en un mismo vivir) para vencer a la muerte. Entonces vuelvo a preguntarme ¿Renacer es la victoria?. Yo creo que sí. Que renacer diariamente es una tarea laboriosa pero es como vivir una generación de seres capaces de existir a pesar de las trabas sociales. Trasladarnos a la presión multicolor de ver el sol cada día e introducirnos dentro de esa presión es propio de todos los que renacen con las puertas abiertas al insomnio. Comprender a la razón, en este caso, es materia de inquietudes y esas inquietudes son las paráfrasis de la vida.
Renacer cada día es una síntesis de victoria temporal sobre la muerte de los ideales. Perdurar en estos ideales que forman y conforman nuestro sueño diario es un ingreso reiterativo/interactivo para no replegarse nunca en nuestro caminar hacia delante. Penumbra… después queda la penumbra… pero sólo después de haber vivido miles de renacimientos.
Ver poblarse nuestros días, nuestras tardes y nuestras noches, de signos que desciframos cada hora de nuestras existencias diferentes es vencer a la muerte cada día. El primer impulso es los que importa. Después hay que ir dejándose llevar con el timón entre las manos. Campo abierto. Eso es vencer a la muerte diaria.
Para mí la victoria es renacer… y brindar un sentido a nuestro despertar, a nuestro caminar y a nuestros tropiezos. Comprender. Renovar, ver cada día con ojos curiosos, odio cuando parece que un día se parece a otro… y creo que eso último es en realidad lo que significa hacerse viejo. Levantarse y hacer las cosas matinales como esperando que la cadena siga igual que siempre…
Ante todo eso… un saludillo