(Aparece el tipo. Vergonzoso, inseguro, infantil pero decidido en la mirada. En postura desconfiada se dirige al público)
Buenas noches.
Vaya, nunca me había decidido a hacer esto, quiero decir a salir aquí delante y hablar de… lo que guardo. La verdad es que se está bastante solo y aún no estoy muy seguro de seguir hablando… ¿Quizás no queráis escuchar lo que os voy a contar?, solo espero que no os riáis también.
No puedo decir que haya conocido a mucha gente con la que compartir lo mio, todo el mundo tiene ya lo suyo y a la mayoría no les interesa porque, por lo que me han dicho, es complicado y extraño, difícil de creer e incluso peligroso. A mi me gusta pensar que no pueden llegar a verlo… nunca estaré seguro.
En el fondo no me importa, ¡ eso lo hace mas valioso para mi! … pero supongo que no es suficiente ¿no?, ¿si no? a que vendría estar aquí.
¿Sabéis?, yo creo que es como las moras silvestres que crecen escondidas en un recodo del rio, con sabor intenso, natural y de calidad. Aunque a veces no sale rentable ¡No es que quiera venderlo!… bueno he intentado cambiarlo pero nunca he estado realmente convencido así que lo que pretendo simplemente es compartirlo, ¡porque a mi me gusta! y encontrar a alguien a quien también le guste el suyo y que quiera compartirlo con tantas ganas como yo, ¡y quizás podamos hacer uno solo y llevarlo juntos a todas partes!… ¿no?, ¡sí! eso es lo mejor que se puede hacer…
No hay muchas personas que me lo hayan enseñado y en ocasiones tampoco supe verlo, pero seguro que tarde o temprano llegará.
He empezado a pensar que esta ciudad es un problema, no es la adecuada para llevarlo conmigo, podría perderse en cualquier rincón oscuro o en la barra de un bar abarrotado. Siento miedo por que se pierda, tanto como el perderme yo mismo.
Es algo que tengo grabado desde que era pequeño.
Estaba con mis abuelos y me perdí en las fiestas del pueblo… la verdad es que me escapé. El caso es que estuve horas perdido.
Acababa de hacerse de noche y la luna era enorme en el cielo. Como me habían contado que un malvado de esos que tanto miedo dan a los niños y niñas, los que llevan un saco en las manos me podía coger, salí corriendo hacia el campo donde no hubiera nadie y llegué a una fuente en la que no había agua, entonces me di cuenta de que tampoco habría nadie a quien decirle que yo estaba allí. Vaya, recuerdo muy claramente el terror que sentí en ese momento.
Volví por donde había venido, corriendo también y al llegar al pueblo encontré que me había estado buscando hasta la Guardia Civil. Os podéis imaginar el castigo que me cayó. Pasaría la mitad del verano en casa estudiando y viendo dibujos animados.
Debió ser por aburrimiento mi interés por buscar tesoros en aquella vieja casa.
No se por qué me gustará tanto hurgar, pero gracias a eso encontré lo que he traído para enseñaros.
Durante varios días revisé los cajones de los muebles de la casa, baúles, armarios, cajas y fui recolectando decenas de pequeños objetos olvidados… entre unos oxidados anzuelos de pesca y una ristra de ajos secos encontré… Esto.
Creo que fue de mi abuelo, pero el ya no lo recuerda… las cosas importantes suelen ser olvidadas entre rastrojos, que cuando pasa el tiempo, acaban cubriendo todo lo que en algún momento se quiso guardar…
Es lo mas bonito que he visto y casi no alcanzo a describirlo. A veces siento… que tiene vida, supongo que depende de las personas que estén cerca ¡yo juro que esta vivo!
Unas veces es liviano, como ahora, otras pesado como toda la carga del pasado, a veces sientes que te acaricia el alma y otras que te abrasa en las manos… Trato de interpretar que quiere decirme cuando cambia aunque no es sencillo, he podido ver mil colores distintos, pero empiezo a creer que siempre es el mismo… parece frágil, igual que una pompa de jabón y animado como el aire sobre el asfalto de un día de verano. No me canso de observarlo.
Siempre está ahí, ¿como sería mi vida sin tenerlo cerca? … es cierto que a veces me olvido de que lo llevo conmigo, entonces algo me hace tropezar y al caer, cuando la voluntad se hace incontrolable me llevo las manos al zurrón para cuidar que no se vaya a romper y me golpeo la frente contra el suelo… por ahora aún sigue entero… y mi cabeza también, eso creo je.
Si es algo extraño, un regalo del destino que me indica el camino, quizás es lo que me dice quien soy, un reflejo de mis pensamientos, de aquello que no se sabe pero que se siente, lo que sorprende y anima el espíritu.
Una parte de mi está ya en su interior…
Bien se que no es solo mio, que ha pasado ya por muchas manos y en verdad eso es lo importante, en lo que radica su valor y que me da la responsabilidad para conservarlo.
Deseo no olvidarlo ni dejar de verlo pero me anima pensar que si lo cuido, aunque algún dia ya no lo tenga, alguien podrá encontrarlo.
Supongo que todas y todos hemos tenido el nuestro y espero que en esta sala sean muchas las personas que aún lo guardan o las que lo comparten o las que lo han regalado … y si lo habéis perdido, no os canséis de buscarlo por favor. Podéis hacerlo en las sinceras miradas de la niñez y las canciones en coro que con monotonía daban alegría a los juegos, buscar entre las risas de la inocencia y la ilusión. Y entonces el agua volverá a la fuente, como una madre que arrulla a la hija entre su pecho o como vuelven los amigos a encontrarse después de largo tiempo.
A mucha gente le resulta extremadamente difícil. Creo saber lo duro que es soportar la vida de esta ciudad, como había dicho tal vez no sea la adecuada para mi, pero es que yo estoy algo perdido aquí.
Hace unos días me quedé sentado, escuchando como la lluvia recorría las cañerías descolgadas de un edificio abandonado por el dinero y la muerte, y ocupado por la libertad de quien no necesita buscar, tan solo luchar. Las paredes de esa mole de hormigón parecían cantar desenfrenadas las verdades que no quieren ser escuchadas, ¡a Madrid! para que se le caiga la venda de los ojos y mi secreto se tornó melancólico una vez más. La imaginación se desbordó y entre paraísos artificiales en constante actividad lloré.
Ahora solo puedo confiar en que lo próximo que llegue lo hará para cambiar, y continuar cuidando de mi sueño.
Es complicado de creer, pero os aseguro que los sueños, son reales.
Sencillamente genial, un abrazo