Día 19 de febrero del año 2014 después de Jesucristo. Vamos a hacer la Ruta Número 2 de, aproximadamente, 9 kilómetros de distancia. Hoy toca Jornada de Convivencia General, así que me planteo ir en el grupo principal. ¿Vendrá a acompañarnos la perrita de raza pastor alemán? Mientras espero al grupo, en la Salida del Hogar, tomo un poco de sol. Charlo unos minutos con Juan. La Ruta es Mota del Río-Río Verde-El LLano de Segura-Regreso. ¡Buena ruta! ¿Veremos fruta? ¡Así se disfruta! Somos 22 pioneros (chavales y chavalas). Los dos patitos. Quizás veamos a algún patito que otro. Mi reloj marca la 9’40 de la mañana cuando comenzamos a caminar. Me sitúo en el último lugar, sin perder de vista al grupo, para terminar mi puro Guajiro. No fumo. Nunca jamás he fumado en mi vida. Pero no me importa lo que crean ni digan los demás porque sé que los demás, los que te critican tanto cuando llevas algo encendido en las manos, no tienen ni idea de lo que dicen. Ni me importa saberlo.
Una vez incorporado al grupo general, escucho conversaciones sobre la macro economía del país y la micro economía familiar; además de algunos asuntos cotidianos que no me llaman la atención. Sopla el viento del Norte pero yo no tengo ni siento frío. Antes de llegar al Soto de los Álamos ya he enganchado con el grupo de cabeza. Lanzo el primer ataque para acelerar el ritmo pero hay que tener cuidado para no separarnos porque estamos entrando en tierras de enemigos. ¡Se arma una pequeña bronca y existe un poco de despiste! Nos agrupamos para evitar que alguien nos asalte. Esto es el Llano de Segura. Ocupamos las calles mientras algunos creen que estamos locos y locas. Recorremos todo El Llano de Segura. Doy el segundo ataque solamente para probar mis fuerzas pensando en el póximo Miércoles de Resistencia.
Pasamos junto a la Ermita y alguien propone entrar a visitarla. ¿Somos acaso pecadores? ¡No tenemos ningún pecado que confesar y además no queremos saber nada de sacrificios humanos! así que damos un rodeo a la Ermita y nos apoderamos de las calles de El Llano de Segura como si fuésemos pistoleros del Oeste -con nuestras compañeras siguiéndonos el ritmo sin saber por qué ni para qué- asustando a toda la población. Antes de que ellos nos asusten a nosotros, nosotros les asustamos a ellos. Es una táctica que siempre funciona bien. De pronto, a la salida de una curva en ascenso y ya en la bajada de dicha curva, nos encontramos con el Bar Emilio y, por eso de la correlación de las ideas, recuerdo a Don
Emilio Castelar, el de los inolvidables y famosos discursos de oratoria encendida y tal y cual. No caemos en la tentación y solamente uno de los nuestros decide entrar en el Bar Emilio. Hay que comprenderle porque está todavía sin desayunar. Recuerdo, ahora, a Emilio Butragueño y sus vuelos de buitre por las áreas rivales. Pienso en fútbol mientras miro al cielo y no veo aparecer a ningún buitre, ni leonado ni no leonado, así que nos volvemos a reagrupar ante la falta de buitres y el sielncio de los de El Llano que ni tan siquiera se han atrevido a salir salvo alguno que otro en bicicleta para dar aviso a su alcalde de que estamos por allí. Se nos une de nuevo el que entró en el Bar Emilio y le vemos regresar sano y salvo. Así que inicio un tercer ataque que es solamente un tanteo para comprobar cómo vamos todos y todas de fuerzas. Decido que lo mejor es que nos agrupemos del todo porque alguien propone hacernos fotografías todos juntos. Estamos en el Corredor Verde. Sopla el viento del Sur. Hace calor. Nos hacemos hasta un total de 5 fotografías oficiales sin contar con las fotografías clandestinas que han debido de ser bastantes más. Termina la sesión de las fotografías cuando llegamos al montículo del puente y comenzamos con el regreso al Hogar. ¡Hemos derrotado a los del El Llano de Segura!
Ahora lanzo mi cuarto ataque que, esta vez, va en serio. Lo llevo a cabo al estilo de Fernando Manzaneque por las tierras manchegas de la Vuelta a España. No es para desfondar a nadie sino para comprobar mi resistencia física con vistas al próximo miércoles. Ya lanzado mi cuarto ataque, llegamos a la Entrada a Molina de Segura. Llego muy destacado pero decido esperar a todos y a todas. Los que van llegando también se suman a la idea de entrar todos juntos en el Hogar. Eso hacemos pero, a falta de 500 metros para llegar a la meta, vuelvo a escaparme para triunfar en solitario mientras los demás, ante el asombro y el despiste que les ha producido este arranque físico, van llegando con cuenta gotas. En mi reloj son las 11,40. Han sido 2 horas de marcha, con ritmo bajo la mayoría del tiempo porque era Jornada de Convivencia General, mientras ya las fotografías han sido incorporadas al Internet. Eso es todo en cuanto a la Ruta Número 2. La perrita de raza pastor alemán no nos ha acompañado pero la he visto, cuando iniciamos la salida, en un borde del camino deseando venir con nosotros y nosotras pero no se lo ha permitido la chavala que sostenía la correa. ¡Otro día será! De momento escribo mi crónica y me preparo para el próximo miércoles que será duro de verdad, según oigo por los corrillos de los senderistas.