Día 2 de abril del año 2014 después de Jesucristo. ¡Por fin aparece de nuevo Dobra! Dobra es la perrita de raza pastor alemán y me hace recordar a Dobrinia. Recuerdo. El dragón o la serpiente aparecen en los cuentos populares y en la épica folclórica rusa y serbia. Conocida como la Fiera Serpiente, se la relaciona con el fuego, el agua y las montañas, límites del Otro Mundo. En la Rusia precristiana se creía que los relámpagos eran dragones, y se los vinculaba con el dios del trueno, Perun, circunstancia que podría explicar la historia de Dobrinia y el dragón, que narra alegóricamente la conversión de Rusia (finales del siglo X) mediante la victoria del héroe sobre un dragón, símbolo del paganismo y de su principal deidad, Perun.
Se ha estado rumoreando durante varios días antes que vamos a tener lluvia y que vayamos preparados con un paraguas; pero minutos antes de iniciar la salida del Hogar, observo el cielo nuboso pero el sol está surgiendo y la claridad es lo suficientemente demostrativa de que no va a llover durante toda la mañana; así que iniciamos la marcha con más ánimo del que teníamos durante los días anteriores. Desde un primer momento prefiero ir cerca de Dobra porque, durante toda la jornada, ha sido un hora y media “de perros”. Los ladridos de los perros no han puesto nerviosa, para nada y en ningún momento, a Dobra; una Dobra que sólo se ha estado preocupando de vigilar si alguien quedaba retrasado o necesitaba alguna ayuda, pero sin hacer caso alguno a las provocaciones de los demás perros y perras que nos han estado ladrando constantemente.
El asunto es que en ningún momento ha habido fisuras en el grupo de chicos y chicas a pesar de que en un momento determinado, a la altura de Villa Juan I nos amenazan con matarnos porque se creen que somos unos robaperas. En un cartel bien visible se nos advierte que si osamos entrar en Villa Juan I inmediatamente nos cortan la cabeza; en otras palabras más concretas, que nos matan. No nos queda más remedio que aguantarnos el hambre hasta que llegue una mejor ocasión. Y nos animamos charlando de pequeñas historias que nuestra gran imaginación las convierte en grandes hazañas. Es una forma muy aceptable de hacer grata una marcha que conocemos ya lo suficiente pero que no nos aburre porque cada vez tenemos más historias que contar.
Cuando ya parece que vamos a desfallecer de hambre, llegamos ante una plantación de naranjos y limoneros y se nos invita, sin amenazarnos con la muerte, a entrar dentro y coger cuantas naranjas o limones deseemos. Yo he cogido un total de 5 naranjas que me las he comido ávidamente, pero hay quienes llevan bolsas repletas de naranjas, tantas como para tener fruta para toda la semana. Después de este hecho hemos tomado las suficientes energías como para acelerar la marcha de regreso al Hogar porque tenemos establecido y decidido que la gran mayoría de nosotros y nosotras queremos escuchar la Conferencia que va a dar, en el Hogar, el profesor (y doctor) universitario de la UMU, señor don Vicente Vicente Ortega. La mayoría de nosotros queremos saber sobre el envejecimiento de las personas y las capacidades y posibilidades de rejuvenecimiento que existen. Lo que yo digo: que se puede tener 18 años de edad en todos los sentidos físicos y espirituales como cada uno de nosotros y/o de nosotras deseemos. Y es un deseo legal, válido y valioso de cara a la mejor calidad de vida para el futuro.
Llegamos con el tiempo exacto. Son las 11 de la mañana y la vida nos sonríe una vez más. No ha llovido y hace una mañana espléndida para seguir siendo tal como somos y no tal como los demás desean que seamos. Y a eso yo no lo llamo libertad sino liberación. Me despido de Dobra volviendo a recordar. Recuerdo. Al héroe Dobrinia lo conozco desde hace ya bastantes años, residiendo yo en Quito, Ecuador. Y sigo soñando con volver.