Creo que pocos sabrán que el “Alma Máter” de los hermanos Marx (absolutamente nada que ver con Karl Marx) fue precisamente su madre Minnie (absolutamente nada que ver con la enamorada del ratón Mickey Mouse de los dibujos animados de Walt Disney Corporation). Ella fue la que les ayudó a salir adelante a pesar de haber vivido muchos años en una extrema pobreza. Harpo Marx, uno de los hermanos más conocidos, recordaba esos días como muy buenos, llenos de alegría por la actitud de su madre, a la que nunca le importó que fuesen pobres.
Yo recuerdo también que mi infancia fue escasa de grandes regalos. Sólo con unos pequeños trozos de algo junto con mis hermanos éramos capaces de crear todo un mundo de fantasía aventurera y nunca nos importó el mundo exterior porque nos daba lo mismo tener o no tener dinero. El caso era jugar a la aventura de vivir las aventuras.
Groucho Marx decía que siempre vivían allí varios familiares, y no sé cuántos parientes; explicaba que su casa siempre estaba llena de gente pobre, que llegaban en cualquier momento y a cualquier hora, pero eran felices, aunque fuese en sus últimos años de sus vidas. Toda la fantasía estaba separada y cada uno de ellos la vivía a su manera.
Igual sucedía en nuestro hogar de la madrileña casa de la calle Alcalde Sáinz de Baranda, número 56, piso 5 letra D escalera izquierda. Llegaban familiares muy pobres, de los pueblos de Cuenca especialmente, sin previo aviso y la puerta de nuestra casa siempre estaba abierta para ellos. Eran días felices mucho antes de morir mi abuela Rufina Sáiz Del Arco que, junto con mi madre Rosario De Julián Sáiz, eran las verdaderas “Alma Mater” de la familia. El mayor de mis hermanos (Emiliano) rompió en dos bandos a mi familia ante la tristeza de mi padre. Yo seguí siendo feliz a pesar de todo porque jamás he conocido ni sé lo que es vivir el odio y nunca comprendí por completo (todavía sigo sin comprenderlo) aquella acción absurda de mi hermano Emiliano y mi hermana Isabel. No cuestiono a nadie. No juzgo a nadie. Jamás hay posibilidad alguna de que odie a nadie. El odio de mi hermano Emiliano para con mi hermana Isabel y lo que hagan mi hermano Emiliano o mi hermana Isabel no me interesa ya para nada. Les quiero de corazón a los dos pero soy ajeno por completo a sus disputas y “trampas” mutuas. Mi vida es otra cosa.
No creáis que todo esto es un simple juego de palabras. Jaime dice: “A veces nuestros sueños son nuestros peores enemigos”. Yo discrepo con Jaime en algunos aspectos de esa frase y paso a explicarlo:
Existen “sueños” y Sueños. Los “sueños” son mezquindades pequeñas, avaricias insensatas, ambiciones ridículas que sí son enemigos de nuestra personalidad… mientras que los Sueños (los Grandes Sueños que se sueñan con los ojos abiertos y que son los que pedimos a Jesucristo)no sólo no son nuestros amigos sino que son los que nos hacen vivir y nunca morir.
Sigue diciendo Jaime que si vuestros sueños son los que os dirigen completamente vuestras vidas, nunca sereís felices. Yo vuelvo a discrepar matizando por qué lo hago: nunca seréis felices con los pequeños sueños de las mezquindades, las avaricias y las absurdas ambiciones… pero seréis eternamente felices con los Grandes Sueños que se sueñan con los ojos despiertos. Podría seguir hablando infinitamente de los Grande Sueños pero lo mejor no es hablar de ellos sino vivirlos. Buenos días a todos y todas en nombre de Jesucristo.