Vibra el viento. Vuela el ave
que es la llave
del extenso paraíso
donde se abre
el sabre junto al aliso.
Sobre el piso
suave y liso
de la pradera amable
brilla el friso
del oleaje inmutable.
Al sonar del agradable
canto del breve aviso
que desgrana el sumiso
pajarillo de la tarde
se abre
el extenso paraíso.
Y vuela el ave
más allá del blanco aliso.