Tarde en rojo y grana
en los alberos del drama.
Un tiempo de silencio y duelo
entre el percal y la espada.
Se crece el morlaco fiero
llenando la tarde en llama
que quema la piel del torero
a quien la gente proclama.
El toro es macho bravío…
mas el torero se agranda
ante la vista del bicho
con divisa verdigrana.
Tarde de oro encendido
y roja la hora sagrada
en que la espada se eleva
para hundirse en la nada.
Es todo ello una lucha
entre la fiebre humana
de un torero valiente
y un morlaco que ya sangra.
Dicen los entendidos
que ha sido una fiesta brava
donde el torero ha salido
a hombros de su batalla.
Ocurrió en una tarde
de bella luz encarnada
en la plazuela de toros
de la muy linda Granada.