Temo volverme bestia,
Al abismal camino,
Me va induciendo al paso,
¡Alguien sacude el mundo!
Temo volverme bestia,
A el granizo frío,
La perdición, espectros,
Ritos dictatoriales.
Temo volverme bestia,
Al manantial sagrado,
A las cruces de hierro,
Almas que resplandecen,

Me van intimidando,
Me van pateando el mundo,
Que no es más que este mundo,
Van arrasando el mundo.
Temo volverme bestia,
Este lado del muro,
Se va poniendo tieso,
Y nadie queda ileso,
¿Dónde estamos parados?
Y al corazón lisiado.
Temo volverme bestia,
Que recen los que saben,
Que yo busco respuesta,
En las confrontaciones.
¡Que revienten las calles!
Temo volverme bestia,
A idolatrar el orden,
Justificando infame,
Su ley: El latigazo.
Prefiero los hachazos,
Del leñador del bosque,
Que atesora en sus brazos,
La lucha por el hombre,
Por la justicia eterna,
Que baila en el ocaso.
Temo volverme bestia,
A regalar la vida,
Al sufragio prohibido,
A los oscuros roles,
Que hacen el enroque,
De torres, y caballos;
De reyes, y de reinas;
De momias, y fracasos;
De infiernos, y payasos.

Temo volverme bestia,
Al vendaval esclavo,
A despertar dormido,
A no mirar despierto,
A ser llevado vivo,
Y regresar muy muerto.
Temo volverme bestia,
A corazones fríos,
A brujos en sus ritos,
Repletos de bacanes,
Devorando banquetes,
¡Patriarcas del abismo!
Temo volverme bestia,
Al fantasmal delirio,
Que implica ser esclavo,
Del pensamiento muerto,
Que naufraga en lodo,
Del conservadurismo,
De los números fríos.
“Con bosta en los ojos,
se ve individualismo”.
Temo volverme bestia,
A las botas, al sable,
A las patrullas roncas,
Al silencio en las calles,
A el bozal forzado,
A no ladrar entrañas,
A la soga en el cuello,
Que hace arder mi angustia.
Temo volverme bestia,
A los funcionalistas,
A los hombres precarios,
Hoy dueños del planeta,
Hoy dueños del destino,
Y de la gente muerta.
Temo volverme bestia,
Al grito silenciado,
Al níquel endiablado,
Que se llevan los dioses,
A su balcón bañado,
En sangre, oro y llantos.
Temo volverme bestia,
Temo volverme tibio,
Miedo a la santa sede,
¿Cómo se siente cristo?
Colgado en una rama,
Con los brazos al piso,
Juntando las manzanas,
Para aumentar sus vicios.

Temo volverme bestia,
Temo volverme ángel,
A mirar desde arriba,
Para no ver a nadie,
A olvidar el pasado,
Desconfiar del futuro,
A ofender los cuerpos,
De los que desangraron,
Flameando su ideario.
Temo volverme bestia,
A los ultraviolentos,
Que esconden tras su rostro,
Un animal siniestro.
Devorador de vidas,
Que fluye en su saliva,
El mar del opulento,
Mi guerra es contra el viento.
Temo volverme bestia,
A verme enceguecido,
A extender las manos,
Y no encontrar motivos,
Y no alcanzar la llave,
Que abra el candado,
Que nos tiene encerrados,
En un tugurio helado.
Temo volverme bestia,
Al capital extraño,
Que se apropia el rodeo,
Y despliega el laso,
Sólidamente ajusta,
Hasta estallar, el cráneo.
Temo volverme bestia,
Temo la moda turbia,
A los ultrapatriotas,
Que excusan en la patria,
Su despotismo cruento,
El terminal tormento
Que provoca en el cuento
Un fin descolorido.
Temo volverme bestia,
Al ortodoxo encierro,
De ver siempre en la crisis,
Algún final funesto.
No ver la independencia,
De las revoluciones,
Que baña en esperanza
El mar de las pasiones.

Quiero volverme humano
Quiero volverme fuego,
En fuego suburbano,
Que agite en el caldero.
Que forje esperanza
Que acaricie el cielo,
Y abrace el infierno,
Que habita el ser interno.
Quiero volverme humano,
Quiero volverme vida,
Evitar el destierro,
Que impone el poderoso
Que la memoria viva
En la razón perpetua
Que resista el embiste
Con puño victorioso.
Quiero volverme humano,
Agitar las banderas,
De la riña de clases,
Que emerge en esas venas.