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“La Tierra no era la tierra, ni la nieve era nieve: era un monstruo que galopaba, cubierto de espuma, desbocada por el infinito, y el poeta, su jinete” (de Joaquín Arderius en “La espuela”)
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La Tierra se llenó de lunas/lagunas que pasaban su tiempo entretejiendo redes de locuras amorosas entre los seres humanos que se iban convirtiendo, poco a poco, en jinetes cabalgando a través del moho rojizo en los hervideros de sus ciudades.
La Tierra alargaba su mano de nieve para rozar los labios de aquellos seres encendidos y penetrar en su almas reclamándoles un poco más de atención. Mas los humanos seguían engendrando nuevas lunas/lagunas amorosas.
Así comenzó la génesis de los seres humanos… porque el verdadero “pecado” de Adán y Eva no fue el de morder una sabrosa y suculenta manzana sino el de bañarse completamente desnudos en las lunas/lagunas de la Tierra. Y desde entonces existe la Poesía.