IV

El sol se viste despacio,
Con los campos de castilla,
Con sus aguas de palacios,
Y sus molinos por costillas.
Por las aguas de Toledo,
Corre el brillo de la luna,
El encanto de sus pueblos,
Y el cantar de sus colinas.

El aire denso se calza,
Con perfume de bellotas,
Y sus palomas danzan,
Al ritmo de grandes notas.
Toledo se viste de noche,
Con luciérnagas de bronce,
Y brillan entre sus porches,
Las miradas de sus hombres.
Su tierra huele a muralla,
Su muralla huele a jazmín,
El jazmín huele a batalla,
Y la batalla huele a un emir.

Toledo, ciudad de fuego,
Acoge al visitante,
Esta entre sus juegos,
Recibir al caminante.

F.J.D.