UN DEDO EN MI AGUA

Fue un instante, un momento en que una vereda hizo que nuestros destinos se cruzaran, tus anteojos negros disimulaban la orientación de tu mirada pero sé que me viste, lo sé y yo, con un leve temblor en las piernas, apenas te miré, mi parálisis fue intensa.

En segundos pasó por mi memoria toda nuestra historia, momentos apretados como cuando dormimos y el tiempo se tuerce, se hace arbitrario, se distorsiona, en un minuto en nuestros sueños puede transcurrir media vida hasta que un sonido nos despierta y juramos haber estado allí.

¿Estaba dormido? Nuestras manos se rozaron pero tu cabeza no bajó a mirar qué había causado tal contacto. No hubo ninguna señal, sólo el seco sonido de tus duros zapatos, tic, tac y cada tic, tac era un estallido en mi cabeza, me estaba desarmando de pena, me iba haciendo más chiquito, más miserable, me iba convirtiendo en un insignificante charco. Cuando llegué a la entrada del edificio sólo alcancé a oír la voz del portero diciendo:

—La gente ya no sabe educación, mean o tiran agua en cualquier parte.

El portero del edificio lindante asintió y comentó:

—Es raro —al tiempo que mojaba un dedo en mi agua—, esto es… —y oliendo dijo —¡Esto es agua de mar! ¡Agua salada!

2 comentarios sobre “UN DEDO EN MI AGUA”

  1. Buen relato pero creo que pudiste sacar mucho más partido de la situación argumental. Según dicen lo bueno si es breve es dos veces bueno. Yo no suelo estar muy de acuerdo con esto porque para mí lo bueno si es más bien de larga duración es tres veces más bueno. Me parece que entiendes a lo que me refiero. El relato es bueno. Un abrazo y sigue tirando… que es bueno de verdad…

  2. Según dicen algunos, compañero. Un abrazo sincero. Un dedo en mi agua quizás podríamos titularlo, con un poco de imaginación, Un dedo en la Olga. Bueno. En serio. También Jesucristo tuvo que decirle a Tomás que no fuese tan incrédulo y metiese un dedo en la llaga. Todos llegamos, Iván, todos llegamos a comprender ciertos asuntos. Lo que sucede es que algunos lo tienen que probar para comprobar y otros lo comprobamos viendo a otros probar. Un poco de humor siempre viene bien… para esto del amor incontenible que tanto hace que muchos usen, al final, el urinario. Bien. El relato está distorsionado con gran habilidad. Eso es quizás esa manera artística que muchos tienen por costumbre plantearse estos temas de argumentos con chica o chicas incluidas. Yo es que la verdad uso más los argumentos directos y me gusta clarificar mis relatos pero… claro está… sólo es un alternativa como cualquier otra porque a veces también uso esta técnica que has usado tú pero procuro que se note para que no se equivoquen mis lectores y mis lectoras; sobre todo los más jóvenes.

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