Nacer y crecer en silencio…sobre la penumbra del sombrío rincón. El hombre enlutado piensa en nubes frescas y perladas, recaladas con el viento del oeste…cargadas de agua… ¡hace tanta falta la lluvia en este descarnado desierto!
Rasgueó en su diario y dio largos paseos por los bosques de árboles segados, para el consumo de los humanos…rasguños naturales. Echó una ojeada al cielo. En aquel lugar, a más de dos mil trescientos metros de altitud, se respiraba bien…caminos sin petroasfaltar, el poblado yermo y sereno. Colosales lagos…paisajes de perspectivas imperecederas que residieron en su niñez, los conmemoraba en la adolescencia y actualmente, ya en el oscurecer de su existencia, resolvía reaparecer a sus vírgenes praderas.
Hierba verde y rebaños pastoreando sin limites, ni cercados prohibiendo la vida…juguetea con el tiempo que le queda, y atraviesa el puente de troncos cercenados, montado sobre el frío riachuelo…en este punto, un remanso abate en cascadas sensoriales para su espíritu nativo, esencia, que se desazonó en la metrópoli de la demencia…de miradas hundidas, en muros emparedados de cemento y corazones fracturados. Apremia salvaguardar la distancia y emerge solitaria la flor de una sola noche, resplandeciente luciérnaga, sombra que le cobija entre los susurros de los grillos y el pájaro de ojos magnos…en sus sueños los amores crujen…en la lejanía del espacio sigue rodando la rueda de la esperanza, mientras silban cuchillas y proyectiles…El personaje sufre con los pensamientos del ciclo pasado y fuga sus evocaciones como héroe proscrito…por fin caen gotas y los nubarrones prometen tempestad… regresa contento y mojado, hacia la casa, donde le espera una lumbre de paz y calor…por el camino entona una canción de Dylan…sólo el viento sabe la respuesta…pregúntale…
3 comentarios sobre “Un lugar retirado”
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Me alegra que el hombre enlutado haya recobado su esencia, desazonada en la metrópoli demencial. Feliz él que tiene un pueblo al que volver, una lumbre de paz y calor.
Un saludo.
He leido tu texto dos veces, preciosas descripciones de paisajes ensoñadores, que han hecho que se me pusiera la piel de gallina. Y cuando eso me pasa es que estoy leyendo algo bueno. Me gustó mucho el final recordando el tema “Blowin in the Wind” de Bob Dylan. Tienes un início perfecto para empezar, a escribir una preciosa novela, me ha hecho recordar “La isla de las tres sirenas” de Irving Wallace.
Un saludo.
Estoy totalmente de acuerdo con Kiowa deberías hacer una novela, me encantaría saber que escribe en su diario el hombre enlutado, pues esa serenidad que refleja es la de un superviviente. Me ha gustado mucho.Un saludo