Un mal día

. Hoy, el monstruo de la boca grande pesaba 100 kilos, se ha despertado y me ha despertado a mí de un susto (los kilos dependen de la cantidad de pensamientos que me han rondado durante la noche sin que me entere, a pesar de la pastillita, que, a veces parece no hacer efecto),
¡Parecía enfurecido!
No he sido yo.
Lo ha despertado el trabajo. El trabajo de cada día,
una ferretería.
El trabajo despertándome desde la cama.
Esta mañana,
como cada día,
he inventado, durante cinco minutos, mil excusas.
Y después,
como cada día,
me he levantado súbitamente, no fuera a ser que el monstruo se me tragara de una sóla vez. He intentado no mirar en el espejo las ojeras que me salen cuando mi mente no descansa.

He tenido que RECONOCER de forma SERIA y MADURA que iba a sufrir sus 100 kilos encima durante todo el día. Mis 100 horribles pensamientos.
¿Cómo iba a soportarlo hoy, encima de mí,
comprimiéndome el pecho sin dejarme hablar
delante de toda la gente que tengo que ver a diario?
supongo que como siempre. He buscado la forma de siempre:
no fingir,
porque cuando fingo también sufro,
siento que se muere una parte de mí y eso es permitirle demasiado al mundo.
No me parece justo.
Yo no tengo por qué mentir, aunque mi verdad sólo la entienda yo…
entonces, a pesar de los intentos de huir al “¿Qué tal?” calculo que habré tiritado ante unos veintitantos. He respondido la verdad de los demás con la misma sonrisa absurda de siempre
“hoy…bueno… un poco jodidilla, ¿Y TÚ?”
(Para mí, ese “¿Y tú?” es una traducción de mi verdad:
“por favor ¿Puedes dejarme soportar el peso en paz
y no pensar que soy RARA? Intenta entender que si hoy estoy soportando un peso enorme, hablar me deja pequeñitos los pulmones y me cuesta TANTO volver a inspirar (cargando esos 100 kilos) que siento, con toda seguridad, que podría destruir gran parte de ti liberándome de él… ¿Puedes?¿Por favor?”.
Si hay suerte contestan al “¿Y tú?”
pero si no he conseguido sacar mi ansiado 10 en mi respuesta para conseguir la suya… me atropella el típico:
“¿Y eso?” (mierda)
Y eso, y eso, y eso… ¿Y eso? Qué es “¿Y eso?”
¿Te importa, de verdad?… no, ¿Verdad? pues dejémoslo aquí, joder. ¿Qué quieres que te cuente? ¿Estás siendo sincero/a? ¿De verdad quieres que te cuente en un minuto TODO lo que me pasa y entenderlo? Déjame en paz, por favor, te lo ruego de rodillas, pídeme lo que quieras, cualquier cosa, pero no me obligues a contestarte. No me obligues a decir toda la verdad (porque mi monstruo puede hacerte tantísimo daño),
ni a fingir (porque me destruyo) ,
ni a decir lo que digo (porque el monstruo aumenta su peso con pensamientos):
“Nada, hombre, un mal día…todos tenemos un mal día, ¿Eh?”
“bueno, jijiji, ya… bueno, pues me voy, me voy”
Claro, hombre, lo has captado, vete, vete… aunque no te importe una mierda mi persona. Así es mejor.
Es aliviador sentir cómo se alejan los pasos. Parece que mi nuevo suspiro puede llegar hasta el final del pulmón, y así poder seguir luchando contra los AHORA 110 kilos y no más, mientras trabajo para ganar dinero, para seguir viviendo, para soportar al monstruo que se despierta de vez en cuando.
Es jodido poder decir
que trabajas
para ganar dinero
para vivir
para estar PERDIDA, ¿Eh?.
Mi JODIDA vida es realmente tan intensa…
como…
mi MARAVILLOSA vida
cuando el monstruo duerme.

7 comentarios sobre “Un mal día”

  1. . Tranquilo, hombre, no me vas a ver sufrir (a no ser que leas mis textos). No te voy a dejar. Si quieres entenderme, tienes que estar dispuesto a sufrir. Así que piénsatelo. Un besito muy grande.

  2. He notado sufriento en ti, espero no verte como dices asi. Lo tengo pensado si tengo que sufrir sufriré, total algo mas ya no me importanta tanto, el problema es que no logro entender el porque de esta mañana, el porque de algunos de tus textos, que es ese monstruo que a veces de apodera de ti.

  3. Al leerte siento el dolor que tienes dentro, mucho dolor…
    Sácalo de ahí, es lo más importante. Respira, vive, siente. La vida vale la pena vivirla. Confía en tu corazón, él no miente, él es el único que sabe tu verdad. No desesperes, todo tiene solución, sólo tienes que creerlo, creer de verdad que todo tiene solución.
    Un abrazo,

  4. . No he narrado un típico inicio de semana laboral. ¿No sería un poco exagerado para un típico inicio de semana laboral? No sé cuál será tu monstruo pero el mío también se despierta en fin de semana. No es sólo el trabajo quien lo despierta.

  5. Interesante manera de narrar lo que seria un típico inicio de semana laboral….

    en cuanto a es monstruito habrá que encontrar la manera de ponerlo a dieta ya bastante mal la pasa uno con levantarse solo para cargar todavía 110 kilos extras

    Curiosamente estos monstruitos de mal humor siempre se aligeran cuando llega el fin de semana no crees?

    Buena narración, aunque admito que me enrede un poco al principio. Pero al releer ya no hubo problema.

    Una Verdad-Romántica
    Crisantemo-Azul

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