¿Cuantas veces habremos dicho quiesieramos detener el tiempo?. Si, asi es…quisiera comprar al paso cada detalle fugaz y aparentemente trivial de cada momento regalado y sin buscar. Dejé de pedirle al tiempo cuando comprobé que lo que este me otorgaba por propia decisión era mejor, eran baños de sencillez y de inspiración como persona. Caprichosa esperaba al despues, un despues inventado y ajeno a mi realidad que al no llegar multiplicaba mi enfado en dos. Cuando miro hacia detrás, veo infinidad de rostros, infinidad de risas, infinidad de preguntas a un por qué pero no me veo a mi, no me veo identificandome y aceptandome así…como me veo ahora añorando esas tardes de ilusa conciencia.
Hoy, en el fastidio de mis responsabilidades y en el escondite de mi parentesis
admito mi capricho por vivir esta vida que me tocó.
Un comentario sobre “Un parentesis.”
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La añoranza de los minutos en que definimos nuestros destinos es algo propio de la identificación humana. Tu reflexión me hace meditar mirando hacia atrás para seguir viviendo hacia adelante. Añorar conciencias supone vivir aceptando existencias… pero intentando siempre buscar realizaciones en este tiempo en que duran nuestras dichas y nuestras desdichas. Quizás sea propio de la misma responsabilidad humana el no sentirse muchas veces identificado o aceotándonos tal como nos vemos. A mí también me pasa a veces. Pero eso es señal de que nos aceptamos de otra manera y en esa lucha persisitimos y nos enriquecemos de experiencia transformadora.