Creees tanto en algo y terminas por malgastarlo, te mueven unas letras pero tu vida se alinea y entrecruza entre las líneas frías de un diario fresco de la mañana; y es que tanto crees en algo que al final llega el final de tu fe, para un amigo esta fe era un significado de tal diccionario, para mi es por lo que se continúa y a la larga es tan utópico como la heurística de Sócrates que te va matando como la cicuta que ingirió para acabar abrazado con la parca y aparcando bajo la sombra nublada de su propia locura lógica incontenible.
No intento hablar de un diario de vivencias sino de historias que van acumulando tus temores hasta volverte un vaso lleno de eso, desbordante y sin poder de recepción de una gota más de sangre o de lo que se llame la amargura de fingirte, de engañarte o bien de doblegar más de un par de veces hasta regresar al nuevo espacio de la mentira que talvez me llega a identificar como a tantos que se van del mundo por no entenderlo sino por querer vivirlo y sin poder hacerlo como quisieran que es al fin lo que debieran.
Esa es la bandera de una patria sin nombre ni exactitud ni límites de la que vengo y la que se puede establecer en donde estén mis dudas o mis fortalezas o el propio yugo de mí al que hoy le escribo el panegírico de mi noche pública por no llevarme a la cama a lo que van todos y a lo que nadie sigue igual y alguien se hace nadie o todos se siguen creyendo algo… Perdón por la maraña de eterna confusión que me caracteriza escribir cada fin de época y perdón por lo largo de mis épocas… perdón de nuevo hasta tanto te veo luego… Loana.
Me gustó mucho este tu texto de diario enfocado como una vivencia de regreso continuo al espacio de nuestras identificaciones verdaderas o mentirosas. Querer vivirlo es querer asirlo (me refiero al momento) y eso es siempre una circunvalación a nuestros deseos. Felicitaciones por tu texto.