Acabamos de estrenar piso y barrio. Casas militares de Pizarra. Mundo abigarrado de adolescentes soñando las primeras incursiones en esos mundos del deseo que comienzan a perfilar nuestros destinos. Las chavalillas sexys han puesto de moda los pantaloncitos cortos mientras nosotros tres seguimos marcando el ritmo. Al ritmo del “Verano Azul” va desfilando este verano caliente donde lo mejor que se puede hacer, para calmar la sensación, es bajar a la tienda de Bernardo e Isabel a ver si cae algún helado que otro. Caen. Pero el Boni y el Maxi pagan factura teniendo que despachar pipas, caramelos y chuches. Yo disimulo mi presencia paseando por la ribera del Manzanares mientras me parto de risa viéndoles despachar y las chavalillas sexys se me quedan mirando y pensando que soy algo así como un sinvergüenza o, lo que es todavía más excitante para ellas, un golfo salido de una “peli” de las de “Gravemente Peligrosas” (como las tachaban los censores eclesiásticos). ¡Menos mal que los curas han pasado ya de moda y las chavalillas sexys -tipo Zapata por ejemplo- se han vuelto yeyés!.