Ya acude el Metro,
Con puntual desdén.
Miradas cruzadas,
Gente en el andén.
Reino y feudo negro,
De tedios y verbos.
Tensos versos lentos.
Se acabó mi espera,
Sólo dos minutos,
Y la veré a ella.
Corazón gigante,
De amor palpitante.
Ésta es su estación,
La de mi doncella.
Ésta es nuestra hora,
La que me desvela.
Éste es su vagón.
¡No aparece… Ella!
Densos hechos tercos.
Hierros en el pecho.
Necios versos yermos.
Hoy no la veré,
A mi cara estrella,
Tersa, bella y cerca.
No viene. ¿Por qué?
Acaso me vio,
Cómo la miraba,
Con gesto directo,
Y pupila larga,
Recia, recta, yerta.
¿Cuándo la veré?
¿Mañana? Tal vez.
Siento que estoy solo.
Serio memorizo,
Mi censo de textos,
Deseos y yerros.