Ando con ganas de no hacer nada, perdido en el calendario como una fecha inútil. Escucho a la gente que habla de la vida y sigue jugando a los ciegos. Hay menos cartón en los contenedores y la gente de la chatarra sucumbre ante los envases de plástico. Los grandes y vitales seres que poblaban los bares se mueven inquietos entre el miedo y la desidia. Se nos ha quitado un decorado bonito, y ahopra vemos el fondo del paisaje: gris y sombrío. No te convence nadiede que el mundo es conquistable, te pierdes en un curso de fontanería y descubres que no hay averías, porque no hay potable. Esto es la narcolepsia tolerable, aquello que vivieron los medievales panzones y los hijos de la peste. Me asombro ante el silencio que llena las mañanas y he dejado de ver al tonto del Patillas llevando el carrito que mangó en el súper. ¡Esto es el lujo de la miseria! Regresamos para ser el teatro de operaciones de los turistas con pastita, o los compradores de ruinas, o los especuladores de sol.
Un comentario sobre “Vida que te quiero Vida”
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Tu visión de la vida es exactamente la que tenemos la mayoría de los mortales. No nos queda otra cosa que esperar, porque lo que es rezar, eso ya ni se lleva.
Un saludo cordial