Se fue el 2006 colgándose del cuello el letrero del “Adiós”; se fue con la mano segadora levantando la trampilla de un subsuelo reñido entre el kurdistán, el chiistán, el sunistán y el usastán repartiéndose consignas de muerte y terror antiterror para fomentar el maxiterror. Antes, bajo las estrellas de la noche chilena, Pinochet lanzó su última sardónica mueca en una jornada en que quedan pendientes del alba los recuerdos de un ayer lleno de sombras y fantasmas lúgubres. En Cuba, don Fidel siguió dando adioses a sus poderes (¿también a la vida?) y mientras tanto, también se fue el 2006 liándose bajo su manta el hermanocidio de palestinos contra palestinos. Y aquí, en la Terminal de las 4 esquinas, el bombazo de ETA atravesó las esperanzas y aniquiló el sueño de dos jóvenes e inocentes ecuatorianos que ya nunca más volvieron a ver la luz del amanecer del año 2007…

Pero en medio de tanto drama y dolorosa conciencia, el 2007 llegó con la nueva apertura del territorio Vorem. Y ha sido una enorme alegría la felicidad de poder volver a ver a todos los voremios y voremias que leen y escriben o que sólo leen y comentan en este espacio de libertades limpias en que Vorem nos une como en una Casa de Amistades Sin Fronteras. Aquí se expresa el llanto y la alegría, la tristeza y el amor, el canto a la vida, la pena de los pesares, el cuento raudo y fugaz que nos abre la sensibilidad, el relato conyugador de letra y entusiasmo, la reflexión serena o audaz, el texto divulgador de conoceres y conciencias, el verso limpio de los limpios poetas y poetisas que lanzan odas al ánimo y al consuelo de no someterse a la tiranía de los academicistas, esa página de diario que nos llena de concomitancia y libertad, la invitación ecuánime y honesta a escribir, a leer, a pensar, a comentar, a abrazarnos a través de las virtuales ondas del sentimiento… Y a todos vosotros, amigos y amigas, compañeros y compañeras del Vorem… sólo deciros que os deseo un Año 2007 pletórico y triunfal… un Año de sueños cumplidos y sueños por cumplir… un Año más de permanecer y pertenecer a un planeta vorémico de caudales libérrimos en que la expresión sea nuestra señal inequívoca de que estamos viviendo en plenitud. Alzo mi vaso por todos vosotros…