La voz quiere salir, la voz quiere gritar. Habrá que reconocer que no sabe dónde está. Siempre pensando en el pasado, se hunde en su miseria. La voz quiere salir. No hay salida , no hay atrás. Sólo queda el futuro, sigue adelante. Pierdete en el mar de sonidos guturales. Pierdete en la cascada humanística. Tú escuchas, a ti te oyen.
¿Verdad?
Mi triste voz está muriendo, no le quedan fuerzas para sobrevivir. Se ha cansado, sin aliento, poco a poco pierde voluntad. Un día más o un día menos, tu realidad permanece. Eterna soledad, eterna dicha dirás aunque secretamente la voz quiera bramar que es el castigo perenne. Sonríes, amiga mía, pero la voz ya no es. Se ha perdido en el espacio, sólo queda su querer.
Y aún sí el cuerpo entero, por inercia puede ser, no ha sabido el resultado. Se ha esfumado un futuro, quedarán infinitos. Pero aquella posibilidad, la que tu voz había escogido, se disipó cuál nube efímera en el horizonte mortal.
*Puede ser que mientras tú escuchabas a ti te oían… o quizás tus oídos y orejas te han traicionado, para que la voz sea nunca más.
Cuando la voz se apaga, compañero, queda el silencio que con el paso del tiempo vuelve a recobrar sonidos y surge de nuevo la voz… y tu voz estará siempre presente en todo tiempo y en todo lugar allí dónde tú hayas sentido su expresión. Tu voz llegará…