En el Diccionario Vorémico Dieseliano se llama “xilósofo” a aquella especie de hombres que, antiguamente en los barrios castizos de Madrid, tenían que “filosofar” las mil y una maneras que debían utilizar para acercarse a una chavala de “buen ver” sin ser visto por “las carabinas” que las acompañaban y que resultaban ser especies de “celestinas” por lo cual una de las maneras más fáciles de “xilosofar” era comprando a “las carabinas” ofreciéndoles alguna cantidad de dinero para que se alejasen por algunos minutos de al lado de la chavala de “buen ver”. Había otras formas de “xilosofar” cuando no se poseía del suficiente dinero para comprar a “las carabinas” y era sonsacarlas a través de que un amigo la distrajera por algún tiempo o diciéndolas algún chiste que les cayera gracioso con lo cual conseguían un poco de tiempo más o menos prudencial para intentar “ligar” con la chavala de “buen ver”. El problema era entonces filosofar sobre la forma adecuada de conseguirlo y como era un problema que podíamos llamar X de ahí que yo introduzca la palabra “Xilósofo” en este Diccionario de neologismos.