Sucede que la vida discurre por múltiples planos paralelos que, a veces, hasta hallan puntos de encuentro para saber quiénes somos, cómo somos y cómo nos reconocen en nuestras representaciones humanas. Y además pensamos.
No es cierto, para nada, que los cristianos y las cristianas somos, como muchos pendones (y perdón por lo de pendones pero lo son) siguen diciendo, ignorantes e incultos; porque en las filas de los cristianos y las cristianas existen muchos sabios y sabias de los de verdad. Y da la sorprendente paradoja de que quienes hablan mal de nosotros y nosotras no tienen ni la más mínima noción de lo que es la sabiduría y el conocimiento. Paradojas de esta existencia humana donde los necios hablan y los sabios callan. Pensar. Pensar es algo que muchos no saben ni lo que es ni para qué sirve. Y es que el Pensamiento Cristiano es algo que los ignorantes y los necios no conocen porque les falta algo esencial: la capacidad mental suficiente como para ni tan siquiera poderlo vislumbrar. Los faltos de conocimiento, que se las dan de entendidos, ni saben quiénes somos, ni saben cómo somos, ni saben cómo reconocernos. Están faltos de luces para entendernos y, además, el apagón general que sufren en sus facutades de discernimiento, les hacen vivir una existencia sin sustancia alguna y que no sirve de provecho para los demás ni tan siquiera para ellos mismos. Son los ateos que hablan como si fueran dioses cuando, una vez analizadas sus vidas, sólo son vanidades vacías únicamente producidas por una palabrería de cacatúas que ni ellos mismos entienden a la hora de la verdad. Cuando hablan de nosotros y de nosotras, sólo se dedican a la lucubraciones sin sentido, al insulto sin personalidad alguna, a la nada existencial que ellos tanto predican en sus tochos panfletarios. Los cristianos y las cristianas somos sabios, tenemos cultura y además pensamos.
Con todo ese bajaje como curriculum personales, tenemos todo un equipaje lleno de conocimientos (de lo cual los ateos carecen por completo) que se debe a que poseemos dones materiales y espirituales dados por Dios directamente desde que nacemos. Por eso tenemos personalidades completas. ¿Cómo vamos a querer ser como ellos que no tienen ni personalidad propia porque se la han entregado a sus líderes de opinión que les han convertidos en gentes alienadas a principios ideológicos que ni tan siquiera saben desarrollar cuando sus líderes están ausentes? Sólo se admira lo que es superior y lo que es superior a nosotros y a nosotras solamente es Jesucristo. Por eso solamente admiramos a quien es nuestro Camino, nuestra Verdad y nuestra Vida.
Los ateos escriben y hablan tan grandes cantidades de pendejadas que siempre están en el mismo punto de partida en la que han estado durante toda la Historia Humana: la ignorancia y la necedad. No merece la pena perder el tiempo hablando con ellos ni hablando de ellos; puesto que la vida es mucho más interesante cuando ni les hacemos caso. Por eso digo yo que “optimistas somos mejores”. Y es que los ateos son tan pesimistas que escucharles no sólo produce dolor de cabeza sino dolor existencial. Es mejor, cuando hablan de nosotros sin saber quiénes somos, cómo somos y cómo interpretamos la vida, cantarles lo de: No me quita el sueño el pensar. No me quita el sueño el sentir. No me quita el sueño caminar. No me quita el sueño dormir. Y es que debemos pasar, por completo, de los necios y de los ignorantes que ni saben para qué están presentes en esta vida.
Nota para un amigo: En el nombre de Dios te llamo: ¿estás ahí? y tú te escondes asustado entre binomios y polinomios para huir de la propuesta envuelta en postulados que se caen hacia el abismo de tu ateísmo circular.