Allí donde plantaba sus cascos no volvía a crecer la hierba ni aunque cayese el Diluvio Universal encima. Pero eso ocurrió en el siglo I. Gracias a Dios ya no somos hunos sino otros. El hecho de que yo sea heterosexual, ame el matrimonio y la familia y esté perdidamente loco por mi hembra, no me da derecho alguno (consuetudinario, justiniano, romano, canónico o de cualquier otra categoría) para arrojar a la basura a mi amigo Josemari. Josemari es homosexual, un hombre completamente feliz con su pareja. Culto. Sensible. Sencillo. Y respetuoso para con las libertades de los demás. Yo respeto a los homosexuales al igual que los homosexuales me respetan a mí.
Con respecto al derecho a vivir la vida conforme a nuestras necesidades me parece que tienen razón. No creo, ni por el más remoto pensamiento, que la unión de los homosexuales vaya a eliminar apocalípticamente a la raza humana. Nos quedan muchísimos milenios por vivir y gracias a Dios el siglo de Atila ya hace veinte veces que está superado.
Si hablamos de un Estado de derecho democrático, justo y equitativo para todos por igual… no entiendo que los homosexuales (aunque yo no tenga nada que ver con ellos) no puedan beneficiarse de los Derechos Humanos (a no ser que haya gente divina que esté por encima de estas perentorias necesidades humanas y por eso los eliminen de la faz de la tierra y si pudiesen hasta con cámaras de gases nazis). No se si la homosexualidad significa cierta deviación natural. Podría ser. Pero estoy en contra totalmente de despreciarlos como basura.
Y, por cierto, diciéndolo de paso, María,la madre de Jesús, sí tuvo un real marido en José pues recuerdo que ya está superdemostrado que de la pareja nacieron siete hijos aparte de Jesús. Varones y hembras para más señas.