Saltando breñas y horadando muros
de impenetrables ramas cual balanza
como pesos verdes, de tronco en tronco,
los monos en la hojarasca se entrelazan.
Borocuyás que, entre follaje vivo,
abren sus flores rojas de donde mana
el flamígero mundo de los frutos
de piel dorada y corazón de grana.
Se suceden las horas que se pasan
esquivando del tigrillo su fiera garra
y las ramas del ñapindé con sus dientes
muerden troncos y los pies desgarra.
Cruzando entre laureles y quebrachos
llegan los pirés y llega la tala
en el follaje donde esconden las culebras
sus pijamas lucientes como de gala.
Sumergido entre matas y juncales,
pisando entre los matorrales y las zarzas,
el indio Yamandú marcha de nuevo
a buscar alimento en la distancia.