En el poblado de Zambú todos eran felices. Los tiempos de las guerras y la pertinaz sequìa habían ya desaparecido. Ahora la paz reinaba allí y todos gozaban de la vida. Todos menos Mahmadou porque Mahmadou deseaba a la princesa, la joven esposa de Chibanga, quien había vuelto de Europa no sólo enriquecido sino lleno de proyectos sociales que se estaban iniciando en Zambú. Que Chibanga fuese feliz con la princesa no lo soportaba el envidioso de Mahmadou. Fue por eso por lo que tuvo que intervenir el abuelo.
– Vamos a ver, Mahmadou, ¿qué tienes tú contra Chibanga?.
– Usted sabe bien lo que tengo contra Chibanga. Fue usted mismo quien me la prometió como esposa a mí.
– Pero olvidas que puse una condición.
– Yo no quiero saber nada de condiciones. Usted me la prometió como esposa y yo sólo deseo que se cumpla la promesa.
– No seas terco ni torpe en tu proceder. Sabes bien que te la ofrecí si no volvía vivo Chibanga. Y Chibanga no sólo ha vuelto vivo sino que ha traído la felicidad a todo Zambú.
– No es justo. Él se estuvo divirtiendo por Europa y yo siempre he estado trabajando más que un esclavo aquí, sin poder concoer otra cosa más que tierra reseca, hambre y soledad.
– Olvidas una cosa muy importante, Mahmadou. Olvidas que Chibanga fue valiente y se enfrentó a la muerte en forma de toros. ¡Tú jamás hubieses podido hacer eso porque te aferras a lo que posees!.
– ¿Y de qué me sirve poseer tanto dinero si no puedo gozar con ella?.
– Insistes siempre en lo mismo y yo te recuerdo siempre lo mismo. Él se aventuró a vivir o a morir y Dios quiso que viviese. Él se encomendó al gran Dios cristiano mientras tu quisiste poseerla adorando ídolos de barro cocido. Olvidas que los ídolos de barro cocido no sirven nada más que para sembrar envidia, odio e ira en el corazón de quienes los idolatran.
– Pues yo te aseguro viejo mentiroso que la diosa Yeidy me dará lo que Chibanga me ha quitado.
– Escucha, Mahmadou… cuando todos éramos adoradores de Yaidy sólo vivíamos de tragedia en tragedia pero cuando Chibanga volvió y nos habló del Dios verdadero entonces este poblado comenzó la etapa actual de riqueza y prosperidad.
– Yo sólo sé que me enfrentaré a Chibanga y lo venceré. Una vez que lo haya matado usted no tendrá más remedio que cumplir su promesa que, efectivamente, tuvo como condición que Chibanga no volviese vivo. Ha vuelto vivo pero yo cumpliré mi vanganza.
– Si eras un buen ngoni no puede cometer tal locura. Te vuelvo a insistir que la diosa Yeidy vuelve locos a quienes la adoran como divinidad suprema. ¿No te das cuenta que los tiempos de las brujerías y hechicerías ya se han acabado aquí en Zambú?.
– Usted no se interponga en mi camino, porque si lo hace tendré también que matarle viejo mentiroso.
El abuelo se enfureció.
– ¡Sabes bien que no me importa morir porque ya he vivido más de un centenar de años pero te repito que el mentiroso, envidioso y hasta cobarde eres tú!.
– ¡Jamás he sido un cobarde!.
– Mentiroso, envidioso y cobarde te vuelvo a repetir.
– Puede que mentiroso y envidoso lo sea pero cobarde no.
– Entonces… ¿por qué no luchaste por ella como lo hizo él?. ¿Por qué cuando él te invitó a buscar la vida al otro lado del mar tú no tuviste el valor de acompañarle?. Él te ofrecía la oportunidad de luchar con las buenas armas del trabajo, la honradez y la solidaridad con los más desfavorecidos pero tú no… tú no tuviste las agallas suficientes como para participar de esa peligrosa aventura.
Mahamadou guardí silencio, se levantó de la silla y juró venganza.
– Juro, por la diosa Yaidy, que me vengaré.
– ¡Ten mucho cuidado Mahmadou con jurar ciertas cosas porque Dios es justo y misericordioso excepto para aquellos que son vengativos y juran matar la vida que él ha creado!. Debes saber que Él creó la felicidad para todos pero no todos lo sabéis comprender. ¡Ten mucho cuidado con los juramentos porque suelen ser una arma de doble filo!. Yo solo te voy a dar mi último consejo: a un juramento noble le corresponde una respuesta noble, a un juramento innoble le corresponde la muerte. Así que elije bien, Mahmadou, elije bien si quieres vivir tantos años como yo he vivido.
– ¿Sin ella?.
– Sin ella.
Mahmadou se marchó más enfurecido todavía y se dirigió hacia la casona donde guardaba sus armas tradicionales. Eligió una daga punzante…
A la mañana siguiente encontraron a Mahmadou, muerto en el suelo, con la daga clavada en su corazón.
Me recuerda a Othello y los celos que matan; es un sentir muy complejo y que sentimos todos al no poseer a ese ser que nos desvela. Está buena la historia, hazle una segunda parte o dime si eso es todo. Hay a quienes no les gusta escuchar el consejo de otra gente como a Javier Krahe. Y respondeme si esos nombres son invento o existen por esas latitudes? aunque imagino la respuesta, tu siendo más culto que volátil, todo te lo digo con sinceridad y sin intentar catalogarte o invadir tu espacio. Es mi opinión. Abrazazo.
Gracias Juano por tu análisis. Esos nombres existen y son tan reales como tú y yo. Un abrazo.
¡Como te puede recordar a Othello! ¿No te habrás equivocado de obra?