20 Minutos.

Faltan 20 minutos exactos para que llegue el autobús escolar y Mercedes está como un flan esperando ver aparecer a Pepe, que le ha robado el corazón y, de paso, un libro de Historia de los Etruscos que hace ya veinte días que se lo prestó y, desde entonces, no tiene ninguna noticia de él y ni tan siquiera responde a sus llamadas telfónicas; tanto si es por el teléfono fijo como por el teléfono móvil.

El tiempo pasa lentamente para Mercedes mientras todos los demás chicos quieren jugar con ella para ver si se le pasa el mal genio; mas Mercedes sólo tiene una fija obsesión: ver aparecer a Pepe y, de paso, si puede ser, recuperar su libro de Historia de los Etruscos.

– Mercedes -se le acerca Fernando- ni sueñes que vas a volver a ver a Pepe. Me he enterado que se ha ido a vivir a Jamaica.

Mercedes no quiere que sea verdad. No desea, por nada del mundo, que sea verdad lo que le cuenta Fernando. Sólo le queda la esperanza de que Fernando, como es tan mentiroso, esté mintiendo una vez más.

– Eres un mentiroso, Fernando de las narices, yo sé que Pepe nunca me haría eso a mi!.

Fernando se enrabieta y se encoleriza consigo mismo mientras se pone más colorado que un pimiento morrón. Hace morros. !Mercedes le acaba de llamar mentiroso delante de todos los demás chicos y chicas del colegio!.

– !Y si me vuelves a decir otra mentira más te juro que te tragas las palabras de un soplamocos que te doy!.

Fernando ahora tiembla de los pies a la cabeza. Sabe que Mercedes es campeona provincial de karate y que si le suelta un solo mamporro le rompe las gafas de miope por lo menos en mil pedazos. Así que, a pesar de que tiene ya 14 años de edad, corre a refugiarse a las faldas de su mamá.

– !Mamá!. !Mamá!. !Que Mercedes me quiere pegar!.
– !Qué le has hecho a esa chica, Fernandito!.

La madre de Fernando tiene la fea costumbre de llamarle Fernandito delante de todos los chicos y chicas del colegio y eso le pone más rojo todavía. Así que empieza a hablar tartamudeando de los nervios.

– Yo… yo… no le… he… hecho nada… mamá…

Todos los chicos y chicas del colegio rodean ahora a Fernandito que está cada vez más enrojecido…

– ¿No será de la cera de enfrente? -le dice Mayte, al oido y por lo bajo, a su amiga Anabel.
– Seguro. Seguro que sí. Sólo puede ser eso por lo que intenta tanto acercarse a Mercedes, que es la más guapa del colegio, sólo para aparentar.

A Mayte se le escapa una carcajada mientras Cristina se acerca a las dos.

– ¿Qué ocurre?. ¿Qué ha sucedido?.
– Nada -responde Mayte- que al parece ha ocurrido algo con Pepe y Fernandito se ha metido en un buen lío por decir que vive en Jamaica.
– !Ese Fernandito además de la cera de enfrente es más mentiroso que mi tío Benito! -dice en voz alta Cristina.

Fernando ha oído ésta última frase y empiezan a temblarle los pies. No se atreve a acercarse a ellas pero se lo dice a su mamá pese a que ya tiene 14 años de edad.

– !Mamá… mamá… las chicas se están metiendo conmigo!.

La madre decide llevarse a Fernandito a casa. Si le deja hoy en el colegio va a ser el hazmerrerír de todos los chicos y chicas.

Mientras tanto ya aparece por el final de la calle el autobús escolar y Pepe sigue sin aparecer por ningún lado. Mercedes se muerde las uñas. No sabe bien si lo hace por rabia o por desesperación. De todos modos sigue confiando en aquel Pepe que le ha robado el corazón y, de paso, el libro de Historia de los Etruscos que le prestó hace veinte días. El tiempo pasa lento… lento… lentamente y. por fin aparece Pepe.

Mercedes se acerca a él le da un beso en la cara y Pepe le devuelve el libro de Historia de los Etruscos.

(Nota: Este cuento titulado “20 Minutos” ha sido escrito exactamente, en 20 minutos).

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