Evita…

Evita… evita a todos los camellos de la sed jorobada y a todos los boyeros del látigo en la mano. Serás feliz junto al montañero que hace fuego con la leña de los bosques y te invita a jugar al mus formando pareja contra las lechuzas.

Silencio de verano con toda Ella entre mis brazos

Después de tanta espera, con las armas del combate hechas pedazos de sueño deshilachados por las cortinas del humo y las fumarolas de las farolas nocturnales, con el corazón hundido en el ámbito de todas sus presencias, cuando el otro se embarcaba en fiestas palaciegas y placeres de celofanes engalanados con cintas de colores, yo me encargué de encender todas las horas de las esquinas y allí, calentándome con poemas a la lumbre de los cenáculos del viento, rodeado de empedernidos perseguidores de sueños imposibles e inventándola historias de tómbolas diarias, Sigue Leyendo...