Haces bien…

Si la aventura del vagar por el planeta te guía a las riberas de lo inédito haces bien en vivir las experiencias sin coartarte ante el riesgo de hacerte profundo o de adentrarte en los internos laberintos de lo humano.

Provisto de tu crecida fe en tus viajes haces bien en no temer a la muerte porque estás lleno o llena de vida imperdible, tan misteriosa como cristalina es el agua de la playa donde te bañas o tan irrenunciable como ese aval de tu libre pensamiento.

Otra vez a reencontrarme

Hallado en la conciencia del espacio
otra vez a reencontrarme yo retorno
y me quemo como pan en el horno
cuando camino por el callejón despacio.

Otra vez a reencontrarme en el amparo
del corazón metido en el entorno
y me vivo en la noche del contorno
en que sueño vigilias y me comparo.

Soy solamente un ser humano
que, mirando el dorso de su mano,
con lo injusto del engaño disconformo.

Soy solamente enigma llano
que, amando del alba su arcano,
con las líneas de mi espíritu me formo.

Sinceridad y Silencio (segunda parte)

Con razón Sinceridad y Silencio comienzan, ambos sentimientos, con el si de la Simetría. Sinceridad para ser nobles con nosotros mismos y Silencio para sentir las angustias o las alegrías de los demás. Con la S de Sencillez expresamos la Sinceridad de nuestro corazón. Con la s de Sanidad curamos las heridas del Silencio del amigo, la amiga, el compañero o la compañera que nos abraza cálidamente porque necesita nuestra comprensión.

Esperanza y Soledad (breve cuento)

Acababa de morir Mamá Milagros y allí estaba, triste huérfana y abandonada, su hijita Soledad. Lloraba desconsoladamente Soledad porque ahora ¿quién la iba a seguir llenando de ilusiones su pequeña aventura diaria de soñar con soles en días llenos de luz y de color y con lunas en noches llenas de encanto y de poesía?. Pasó entonces, por el sendero, la tía Esperanza y recogiendo a Soledad la arrulló entre sus brazos y la consoló haciéndole saber que la amaba y que jamás quedaría abandonada, que limpiara sus ojos de llanto para contemplarla a ella, a la Esperanza, que venía a llenarla de nuevas ilusiones. Y así Soledad olvidó el llanto y supo que Esperanza era el milagro diario que seguiría originando dentro de su alma millones de sueños bajo el sol y la luna. Sigue Leyendo...

La grandeza de la insignificancia

La grandeza de la insignificancia

Circula por Internet en forma de cadenas de e-mails una presentación maravillosa para reiniciar nuestra vida.

Recibo, de varios remitentes, una presentación PowerPoint titulada “La grandeza del mar” de autor desconocido. Junto a unas espléndidas imágenes marinas, contiene un edificante texto que reproduzco aquí levemente modificado.