“28 de Marzo de 1941
Querido,
Me siento segura de estar nuevamente enloqueciendo. Creo que no podemos atravesar otro de estos terribles períodos. No voy a reponerme esta vez. He empezado a oír voces y no me puedo concentrar. Por lo tanto, estoy haciendo lo que me parece mejor hacer. Tú me has dado la mayor felicidad posible. Has sido en todas las formas todo lo que alguien puede ser. No creo que dos personas hayan sido más felices hasta que apareció esta terrible enfermedad. No puedo luchar por más tiempo. Sé que estoy estropeando tu vida, que sin mi podrías trabajar. Y lo harás, lo sé. Te das cuenta, ni siquiera puedo escribir esto correctamente. No puedo leer. Cuanto te quiero decir es que te debo toda la felicidad en mi vida. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bondadoso. Quiero decirte que todo el mundo lo sabe. Si alguien podía salvarme, hubieras sido tú. Nada queda en mi salvo la certidumbre de tu bondad. No puedo seguir destruyendo tu vida por más tiempo. Sigue Leyendo...
Dos “films de culte” para recordar a quien, junto a James Joyce, más ha aportado para configurar la estructura de la novelística contemporánea.
El día 28 de marzo de 1941, Virginia Woolf, se suicidó rellenando con piedras los bolsillos de su abrigo y adentrándose en el río Ouse cercano a su casa. Posiblemente quiso provocar, como le dijo una vez a su amiga Vita Sackville-West, “la única experiencia que nunca podré describir”.
Enferma de una depresión crónica, dejó dos postreras notas. La dedicada a su marido explica la razón de su fatal decisión: Queridísimo: Tengo la certeza de enloquecer nuevamente, siento que no podremos enfrentarnos a esos terribles momentos. Y esta vez no tendré recuperación. Empiezo a oír voces y no me puedo concentrar. Así que voy a hacer lo que me parece lo mejor. Tú me has dado la máxima felicidad posible. No puedo pensar en dos personas que hayan podido ser más felices hasta que llegó esta terrible enfermedad. Ya no puedo luchar contra ella,… Todo se me ha escapado menos la certidumbre de tu bondad… Sigue Leyendo...
Cada segundo de nuestra existencia no sólo es trascendental porque es irrepetible sino que también lo es, y esta es su mayor grandeza, porque es en un segundo determinado donde nos ocurre la dicha, la desdicha, la alegría, el dolor… y es en ese segundo, si pudiésemos congelarlo en la Cámara del Tiempo, la fotografía inédita que, pasado el tiempo, al contemplarla, nos hace rememorar aquella dicha, aquella desdicha, aquella alegría, aquel dolor… que tan sintomático fue en nuestro pasado, que tanta importancia tiene en nuestro presente y que tanta trascendencia tendrá para nuestro futuro… Sigue Leyendo...
Portal Literario Independiente