Cada segundo de nuestra existencia no sólo es trascendental porque es irrepetible sino que también lo es, y esta es su mayor grandeza, porque es en un segundo determinado donde nos ocurre la dicha, la desdicha, la alegría, el dolor… y es en ese segundo, si pudiésemos congelarlo en la Cámara del Tiempo, la fotografía inédita que, pasado el tiempo, al contemplarla, nos hace rememorar aquella dicha, aquella desdicha, aquella alegría, aquel dolor… que tan sintomático fue en nuestro pasado, que tanta importancia tiene en nuestro presente y que tanta trascendencia tendrá para nuestro futuro…
Medimos mal la edad. No deberíamos ir cumpliendo año tras año -es una medida en la que ocurren demasiadas cosas para poder configurarnos de tal o de cual manera- sino que deberíamos ir cumpliendo segundo tras segundo… auque algunos dirán que entonces tendríamos que estar continuamente celebrando fiesta..
Pues sí. Eso es. Ojalá estuviesemos celebrando continuamente, segundo tras segundo, la fiesta del vivir. Fue en un determinado segundo en que un hombre o una mujer inventó el fuego… fue en un determinado segundo en que un hombre y una mujer se miraron a los ojos para sentirse enamorados… fue en un determinado segundo en que logramos alcanzar un sueño hecho realidad o también se nos desvaneció un sueño para entrar inmediatamente en nuestro anhelo, al segundo siguiente, un nuevo sueño por el que luchar…
Sí. Deberíamos estar celebrando segundo a segundo y no año a año nuestra pertenencia a la clase humana. Para ser más consolidados en todo nuestro quehacer.